sábado, 13 de octubre de 2012

Enamorarse desde el tren.


         Parte 2 de 2 
(Si no la has leído sugiero comiences por la 1)

El día era de un cielo azul radiante sin que se viera una nube en el horizonte. Marcos había comprado una bolsa de papel, de esas bonitas para regalo, colocando la cartera de Carmen dentro de ella. Faltaban 40 minutos para el encuentro, estaba algo conmocionado por los sucesos del día, esos que le abrieron camino para este encuentro cara a cara con la mujer del tren, la que día a día miraba pasar. Se hallaba a tres calles del lugar de la cita, preguntó en un kiosco por una peluquería en la zona, quería verse bien, pero bien, bien,  le indicaron una muy cercana. Rápidamente llegó hasta ella, dos peluqueros estaban atendiendo mientras uno esperaba al próximo cliente. Tomó asiento en el sillón vacío frente al espejo, manteniendo la bolsa para regalo en su regazo, no quería correr ningún riesgo de extravío,  indicó al coiffeur cómo quería el corte. De manera muy profesional  lo dejaron a su gusto. Luego de hacerle elegir, le rociaron con un suave perfume francés muy varonil. Se miró al espejo y sonrió, ¡Vamos Marcos! ¡Suerte amigo! Le dijo a su rostro reflejado.Luego de abonar, salió del local caminando despacio por la Avenida  Santa Fe hasta llegar al cruce con la calle Thames, faltaban 5 minutos para las 12 horas del mediodía, sacó la cartera de la bolsa, manteniéndola a la vista para que ella lo reconociera. 

Recostado contra la pared, aguardó. Se escucharon 12 campanadas de una iglesia, indicando la hora, un taxi se detuvo junto al cordón de la vereda, dos mujeres bajaron,  una era Carmen. Ella lo miró 5 segundos como haciendo una auditoria del hombre que tenía su cartera, luego se adelantó hacia su encuentro, él también adelanto un paso para recibirlas. - Hola, soy Marcos dijo el extendiendo la mano. Ella la tomó con la suya, -Soy Carmen, ella es una amiga, Marisol. Hechas las presentaciones, Marcos colocó nuevamente la cartera, con las tiras cortadas dentro de la bolsa de regalo; les propongo ingresar al restaurante, así en una mesa comprueba todo su contenido.- Sugirió. - Me parece bien, aunque Marisol, tú puedes volver a la oficina, yo me ocupo de arreglar con el señor, - Indicó a su empleada. Ésta así lo hizo despidiéndose de Marcos, luego de dedicarle una mirada curiosa. Marcos y Carmen ingresaron buscando una mesa tranquila en el centro del salón. ¿Tomamos algo mientras usted controla el contenido? - Si, si, para mí un agua mineral. Él llamó al mozo y pidió dos aguas minerales. Ella fue sacando algunas cosas, otras las veía sin sacarlas, a medida que encontraba todo aquello que buscaba, cada tanto le dedicaba una sonrisa amable a él.

 ¡¡¡Bruuuuummm!!! Dijo al final en una exclamación, está todo, ¡todo!
¿Sabe usted que hay más de 100.000 pesos en esta cartera? – Espetó. - No, dijo Marcos, pero no importa cuanto hubiera, es suyo, ubiqué su nombre y se lo devuelvo, no podría quedarme con algo que no es mío.
 - Legalmente se estila compensar con el 10% la devolución de dinero, le ofrezco $10.000 por su gesto honesto. – Disculpe Carmen, si aceptara una recompensa económica no tendría valor mi conciencia. Le agradezco pero no insista. Ahora si gusta y tiene tiempo podríamos almorzar aquí mientras conversamos un poco. Ella lo miró hasta el fondo de sus ojos, luego dijo, - bien, bien, pero con la condición de que sea yo quien pague la consumición. - Esta vez voy a aceptar, ya que me intima. -replicó él. Rieron los dos más distendidos.Decidieron almorzar aquello que no comían normalmente, una paella, con entrada previa,  y un excelente vino para acompañar.
-Carmen preguntó con real curiosidad ¿Porqué jugó su vida en el subte por mí? -¿Acostumbra a hacer éste tipo de cosas?
-La verdad es que no, no soy tan valiente ni jugado, pero a usted la conocía y no podía permitir que le hagan daño o perjudiquen de alguna manera.
-¿Me conoce? ¿De dónde?

- Marcos se movió un poco incomodo en la silla, no nos hemos tratado, pero la conozco de vista desde hace más de dos meses. Y allí le contó sobre la coincidencia de los horarios en que viajaban, y de todos los detalles de ella que el tenía en su mente. Ropas, de invierno, primavera, botas, zapatos, carteras, colores peinados. - Pero no piense que soy un mirón, futuro acosador, soy solo un admirador de la belleza en todo lo que veo – Terminó diciendo como un niño que es descubierto en falta.
Carmen lo miraba un tanto perpleja con la confesión de Marcos. – Sus palabras me halagan. ¿Qué siente por mí? – Solo deseos de conocerla más.-Contestó él. Pero me presentaré primero. - dijo a la vez que le pasaba una tarjeta suya que indicaba: Maestro mayor de obras, con su dirección y teléfono en un Barrio de la Capital Federal. – Me ocupo de diseño, construcción, reciclaje, de viviendas, oficinas. Además me consultan por el diseño del mobiliario, de jardines, el color de las paredes, en fin me gusta dejar clientes conformes detrás de mí. Terminó contándole algunas historias de sus  obras, con detalles de las mismas. Ella escuchaba con atención el tono de voz, el entusiasmo que él ponía al hablar de su trabajo, mientras observaba la prolijidad en el corte de cabello, también había percibido un rico perfume cuando estuvieron cerca. 

Casi sin darse cuenta, le preguntó ¿Cómo anda de relaciones? ¿Está casado? -Divorciado, desde hace cinco años, y tengo un hijo de 12. - Respondió. ¿Y usted? – ¿Yo? Antes de contestarle le pediría que comencemos a tutearnos Marcos ¿Si? – Me parece perfecto que lo digas Carmen. – Contestó él. – Ahora si, soy viuda desde que mi marido murió en un accidente de transito hace siete años, no podíamos tener hijos propios, por lo que me concentré en el afecto  de mis familiares y amigas. Y vivo casada con mi trabajo, soy psicóloga. - Mis clientes son grandes y medianas empresas, atiendo como pacientes  a directivos en sus propias oficinas laborales.
-Qué interesante. –Comentó él.
- Si, por ejemplo un gerente de ventas me  habla sobre el plan de comercialización que tiene en mente, sus dudas, su euforia,  las dificultades con alguno de sus hombres de venta. En 50  minutos de sesión, retoman el equilibrio emocional, aumentando su autoestima. Algo que recomiendo a todos, es que incluyan algún ejercicio en sus vidas, el que más les guste, además de alimentación sana.
- ¿Cómo conoce las distintas áreas de una empresa para sugerir sobre el manejo del directivo?
-Mi padre fue un empresario industrial,  mientras estudiaba, cubrí en ella todos los puestos, desde cadete  pasando por compras, ventas, finanzas  etc. Su empresa quebró por las malas políticas económicas del gobierno en los 90. Entonces  no imaginaba lo útil que esa experiencia me sería en el futuro.

Siguieron conversando de los temas más variados, arte, cine, teatro, viajes, economía, mencionando luego los componentes de sus familias, con sus anécdotas, sobre todo las graciosas. Conversaban y reían, como viejos amigos. Cuando se quisieron dar cuenta eran las 5 de la tarde. Marcos pidió otra vuelta de cafés.Mientras aguardaba que el mozo los traiga le preguntó a Carmen. - Eres psicóloga, me habrás estado psicoanalizando ¿Cómo me has visto?  -Cuando le robaste a un ladrón por mí, me pareciste un hombre fuera de serie, ahora que te conozco más, no se si debería decirlo, pero en muchos aspectos eres un eslabón perdido, no creí existieran personas como tú. Sincero, honesto, amable, con buen sentido de humor, entusiasta, valiente. Me gustaría que fuéramos amigos, y nos conociéramos más ¿Te parece? – Esas son las palabras que quería escuchar. Soy un hombre de suerte por haberte conocido, ahora además, esperanzado por lo que el mañana nos pueda traer. Minutos más tarde salían tomados de la mano, caminaron un par de calles por la Avenida Santa Fe, intercambiando sus números de celulares y conversando. El detuvo un taxi, la despedía extendiendo la mano, ella la tomó, a la vez que se alzaba para darle un beso en su pómulo izquierdo, con un ¡gracias! Y, hasta el viernes.  
Él continuó caminando hasta la estación del Subte, antes solo la admiraba, ahora no podía negar que esa mujer lo enamoraba. En un rinconcito de sus almas, los dos tenían soledad, el principio del fin de esa soledad se iniciaba. Él allí, ella en el taxi, experimentaban una dulce sensación que hace años habían perdido. La iniciativa de Marcos, había desencadenado todo...

Bueno, amigo visitante parece que aquí se ha formado una pareja,tendrán que seguir conociéndose pero les veo buena madera a los dos. Ha sido muy extenso el texto, te pido disculpas y Saludo.

lunes, 8 de octubre de 2012

Enamorarse desde el tren.


  Relato de una pareja                                                                                         Parte 1 de dos.

Todos los días de lunes a viernes a las 9 de la mañana, tomaba el subterráneo en Plaza Constitución con dirección a Diagonal Norte, allí haría trasbordo para llegar hasta  Estación Plaza Italia. Por cábala viajaba siempre en el tercer vagón, sentado del lado del pasillo. A medida que avanzaba, se iba llenando cada vez más de gente que viajaba de pié, bastante apretujada. Marcos esperaba ansioso llegar a la estación Belgrano, allí, a ese mismo vagón, a la misma hora,  subía  siempre una mujer que lo tenía prendado, cabellos negros, ojos verdes, labios carnosos, que le parecían perfectos. Muy bien vestida, con gusto y elegancia, un cuerpo sin exuberancias pero bien contorneado, “era un verdadero bombón”. Cuando el metro se detenía en Estación  Belgrano,  con la vista pronto la ubicaba en el andén, ya le era inconfundible. Al subir, nunca había cruzado una mirada hacia él,  que ya le conocía los distintos trajes, vestidos y carteras que solía traer.  En su mente pensaba a que se dedicaría, la imaginaba como una profesional de algún área determinada, en un cargo importante por la hora a la que llegaba y la ropa que vestía. ¿Qué edad tendría? Unos 45 años más o menos, aunque con las mujeres nunca se sabe -Se decía.  

Un lunes 8 de noviembre, en uno de esos viajes sus pensamientos se congelaron por un instante, en el amontonamiento de gente, alcanzó a divisar que mientras un hombre  la empujaba, otro le cortaba  desde las correas, la cartera a la atractiva y desconocida mujer que admiraba,  introduciéndola en un bolso. Sin ella darse cuenta, terminada la acción,  los dos hombres comenzaron a desplazarse por el pasillo hacia la puerta para descender en la próxima estación. -Sabía que estos tipos trabajan en equipo, no le extrañaría que hubiera un tercero y hasta un cuarto delincuente. Además andaba armados con navajas, que hacían callar a “los metidos”. Temperamental, ofuscado, Marcos sin pensarlo  se puso de pié, arrimándose al hombre del bolso, lo empujó un poco brusco mientras se deslizaba detrás de él, a la vez que metía la mano en su bolso arrebatándole rápidamente la cartera de la mujer. En el interior del bolso había otras, además de seguramente billeteras y celulares de distraídos pasajeros,  la transpiración descendía por su frente, le estaba doliendo la boca del estómago. En un minuto mas el subte se detuvo en la siguiente estación, las puertas se abrieron con un chasquido, con la cartera oculta bajo su campera se vio obligado a descender empujado por un   grueso número de personas que pugnaban por bajar,  entre ellas los carteristas. Cuando pudo darse vuelva, no alcanzo a llegar a las puertas para ascender nuevamente,  por lo que lo miró partir con resignación. Giró a la izquierda en el Hall de la estación y se encaminó a un asiento aislado en un rincón de un bar. Allí pidió un fernet con cola, mientras aguardaba que se lo traigan, apoyó la cartera sobre sus piernas. Necesitaba contactarse con la dueña, la abrió y con su lapicera repasó el contenido, pudo ver una pequeña agenda y la extrajo. Al abrir la primera página pudo leer un nombre, Carmen, una dirección aparentemente de su oficina  y el número de telefonía fija de ella. Se tomó tranquilamente su bebida, dando tiempo a que ella llegara a su destino. A la media hora llamó. 
Del otro lado una voz de mujer atendió. –Consultorio, buenos días ¿Si?         - -Disculpe, ¿se encuentra Carmen allí?
 -Si, ¿de parte de quién? 
-Dígale por favor que soy una persona que encontró su cartera…
-Si, si, ya le paso con ella. 
-Hola soy Carmen,  ¿dice que usted encontró mi cartera? ¡Me la robaron en el Subterráneo!
-Lo se, por favor, tome asiento allí que le explico, quédese tranquila, todo el contenido está sin tocar, solo tomé la agenda para ubicarla. Le cuento como sucedieron las cosas…. Y así, detenidamente, le relató como se había quedado con la cartera. 
-Ella respondió, le escucho y me parece increíble ¿Qué pide por devolverme la cartera?
-¿Qué quiero? Que la venga a buscar…nada más. 
-Bueno, bueno. Replicó Carmen que todavía no salía de la sorpresa ¿Dónde nos veríamos? 
-Avenida Santa Fe y Thames, hay un restaurante en esa esquina. ¿Le parece bien a las doce del mediodía?
-Si, si, conozco el lugar, he andado por allí. A esa hora lo veo, tengo documentación importantísima en esa cartera. Además de valores. 
– No se como agradecerle. ¿Cuál es su nombre? 
 -Marcos, me llamo Marcos  -Me reconocerá porqué estaré parado en la vereda con su cartera en la mano. --Espero no demore porque sino, la escondo, haber si me confunden y  creen que soy gay jajaja. Pero conste no tengo nada contra ellos.  
-No por favor, llego, llego.-afirmó ella. Cuando colgó el tubo, sonrió aliviada, le había caído muy bien la persona que la llamó, tenía una voz y un tono muy agradable y cordial. Le dijo a una empleada suya.-  Marisol ¿me acompañarías en media hora a buscar la cartera? no quiero ir sola por las dudas. – Por supuesto que si, te acompaño, así veo también como está el que te la devuelve, ja,ja,ja,ja, entraron en un mar de risas las dos. Le dijo a Lucía, otra empleada que le cancele las entrevistas pendientes, mientras reprogramaba su actividad para el día siguiente. Nuevamente frunció el ceño, la cartera contenía las alianzas de oro que su hermana le había dado para grabar, cheques de terceros al portador y algunos al día, una cantidad importante de dinero en efectivo que le pidieron por una obra de arte. Se tomaba la cabeza entre las manos, no había tenido tiempo de reaccionar aún, ni llorar ni gritar. Se sentó erguida en el escritorio, y se dijo…todo va a salir bien, tranquila Carmen, tú puedes manejar esto. Hizo dos aspiraciones profundas, exhalando el aire despacio y se relajó.Miró su reloj, faltaban 15 minutos para salir al encuentro con el desconocido...

--Sigue en parte 2-- 

Amigo visitante, de escribir poco he pasado a mucho en esta historia, te invito a continuarla si gustas en cinco días más. (O antes) Te saludo. 
PD: disculpa algunas erratas, pero estoy escribiendo rápido, como surge. Gracias!