lunes, 8 de octubre de 2012

Enamorarse desde el tren.


  Relato de una pareja                                                                                         Parte 1 de dos.

Todos los días de lunes a viernes a las 9 de la mañana, tomaba el subterráneo en Plaza Constitución con dirección a Diagonal Norte, allí haría trasbordo para llegar hasta  Estación Plaza Italia. Por cábala viajaba siempre en el tercer vagón, sentado del lado del pasillo. A medida que avanzaba, se iba llenando cada vez más de gente que viajaba de pié, bastante apretujada. Marcos esperaba ansioso llegar a la estación Belgrano, allí, a ese mismo vagón, a la misma hora,  subía  siempre una mujer que lo tenía prendado, cabellos negros, ojos verdes, labios carnosos, que le parecían perfectos. Muy bien vestida, con gusto y elegancia, un cuerpo sin exuberancias pero bien contorneado, “era un verdadero bombón”. Cuando el metro se detenía en Estación  Belgrano,  con la vista pronto la ubicaba en el andén, ya le era inconfundible. Al subir, nunca había cruzado una mirada hacia él,  que ya le conocía los distintos trajes, vestidos y carteras que solía traer.  En su mente pensaba a que se dedicaría, la imaginaba como una profesional de algún área determinada, en un cargo importante por la hora a la que llegaba y la ropa que vestía. ¿Qué edad tendría? Unos 45 años más o menos, aunque con las mujeres nunca se sabe -Se decía.  

Un lunes 8 de noviembre, en uno de esos viajes sus pensamientos se congelaron por un instante, en el amontonamiento de gente, alcanzó a divisar que mientras un hombre  la empujaba, otro le cortaba  desde las correas, la cartera a la atractiva y desconocida mujer que admiraba,  introduciéndola en un bolso. Sin ella darse cuenta, terminada la acción,  los dos hombres comenzaron a desplazarse por el pasillo hacia la puerta para descender en la próxima estación. -Sabía que estos tipos trabajan en equipo, no le extrañaría que hubiera un tercero y hasta un cuarto delincuente. Además andaba armados con navajas, que hacían callar a “los metidos”. Temperamental, ofuscado, Marcos sin pensarlo  se puso de pié, arrimándose al hombre del bolso, lo empujó un poco brusco mientras se deslizaba detrás de él, a la vez que metía la mano en su bolso arrebatándole rápidamente la cartera de la mujer. En el interior del bolso había otras, además de seguramente billeteras y celulares de distraídos pasajeros,  la transpiración descendía por su frente, le estaba doliendo la boca del estómago. En un minuto mas el subte se detuvo en la siguiente estación, las puertas se abrieron con un chasquido, con la cartera oculta bajo su campera se vio obligado a descender empujado por un   grueso número de personas que pugnaban por bajar,  entre ellas los carteristas. Cuando pudo darse vuelva, no alcanzo a llegar a las puertas para ascender nuevamente,  por lo que lo miró partir con resignación. Giró a la izquierda en el Hall de la estación y se encaminó a un asiento aislado en un rincón de un bar. Allí pidió un fernet con cola, mientras aguardaba que se lo traigan, apoyó la cartera sobre sus piernas. Necesitaba contactarse con la dueña, la abrió y con su lapicera repasó el contenido, pudo ver una pequeña agenda y la extrajo. Al abrir la primera página pudo leer un nombre, Carmen, una dirección aparentemente de su oficina  y el número de telefonía fija de ella. Se tomó tranquilamente su bebida, dando tiempo a que ella llegara a su destino. A la media hora llamó. 
Del otro lado una voz de mujer atendió. –Consultorio, buenos días ¿Si?         - -Disculpe, ¿se encuentra Carmen allí?
 -Si, ¿de parte de quién? 
-Dígale por favor que soy una persona que encontró su cartera…
-Si, si, ya le paso con ella. 
-Hola soy Carmen,  ¿dice que usted encontró mi cartera? ¡Me la robaron en el Subterráneo!
-Lo se, por favor, tome asiento allí que le explico, quédese tranquila, todo el contenido está sin tocar, solo tomé la agenda para ubicarla. Le cuento como sucedieron las cosas…. Y así, detenidamente, le relató como se había quedado con la cartera. 
-Ella respondió, le escucho y me parece increíble ¿Qué pide por devolverme la cartera?
-¿Qué quiero? Que la venga a buscar…nada más. 
-Bueno, bueno. Replicó Carmen que todavía no salía de la sorpresa ¿Dónde nos veríamos? 
-Avenida Santa Fe y Thames, hay un restaurante en esa esquina. ¿Le parece bien a las doce del mediodía?
-Si, si, conozco el lugar, he andado por allí. A esa hora lo veo, tengo documentación importantísima en esa cartera. Además de valores. 
– No se como agradecerle. ¿Cuál es su nombre? 
 -Marcos, me llamo Marcos  -Me reconocerá porqué estaré parado en la vereda con su cartera en la mano. --Espero no demore porque sino, la escondo, haber si me confunden y  creen que soy gay jajaja. Pero conste no tengo nada contra ellos.  
-No por favor, llego, llego.-afirmó ella. Cuando colgó el tubo, sonrió aliviada, le había caído muy bien la persona que la llamó, tenía una voz y un tono muy agradable y cordial. Le dijo a una empleada suya.-  Marisol ¿me acompañarías en media hora a buscar la cartera? no quiero ir sola por las dudas. – Por supuesto que si, te acompaño, así veo también como está el que te la devuelve, ja,ja,ja,ja, entraron en un mar de risas las dos. Le dijo a Lucía, otra empleada que le cancele las entrevistas pendientes, mientras reprogramaba su actividad para el día siguiente. Nuevamente frunció el ceño, la cartera contenía las alianzas de oro que su hermana le había dado para grabar, cheques de terceros al portador y algunos al día, una cantidad importante de dinero en efectivo que le pidieron por una obra de arte. Se tomaba la cabeza entre las manos, no había tenido tiempo de reaccionar aún, ni llorar ni gritar. Se sentó erguida en el escritorio, y se dijo…todo va a salir bien, tranquila Carmen, tú puedes manejar esto. Hizo dos aspiraciones profundas, exhalando el aire despacio y se relajó.Miró su reloj, faltaban 15 minutos para salir al encuentro con el desconocido...

--Sigue en parte 2-- 

Amigo visitante, de escribir poco he pasado a mucho en esta historia, te invito a continuarla si gustas en cinco días más. (O antes) Te saludo. 
PD: disculpa algunas erratas, pero estoy escribiendo rápido, como surge. Gracias!
  
  

       

7 comentarios:

María dijo...

Tienes una nueva entrada, me quedo leyéndola.

Venía a decirte que acabo de responder un comentario tuyo en mi blog "Algo más que palabras", después de dos años de retraso jajajaj ¡¡pero qué despiste el mío!! que se me pasó responderlo.

Un beso.

Migue dijo...

María eres increíble, he visitado mi comentario del año 2010 en tu blog,viendo que si,lo has respondido. Vuelvo a decir que eres única,en como tomas las cosas.
Me gustaría en cuanto puedas,comentes esta entrada,se aceptan críticas constructivas ya que el que anda medio despiste soy yo.Gracias!

Un beso enorme para ti!

Nicolás dijo...

Genial el relato, a la espera de ver como lo continuas me mantuvo en vilo el desarrollo de ver que pasaba.
Espero no te demores en esa 2 parte y poder leerlo rápido

Un abrazo Nico

María dijo...

Por supuesto que comentaré tu entrada, pero me gusta leer los relatos varias veces para sacar mis conclusiones, por eso, cuando lo vuelva a leer, yo te prometo dejarte un comentario respecto a tu relato.

Un beso amigo mío.

María dijo...

He leído tu relato y espero ya la segunda parte, Migue, me has dejado intrigada, a medida que he ido leyendo me he ido adentrando en la historia y ahora a ver qué sigue.

Un beso.

Migue dijo...

Esta vez no demoré tanto como las anteriores, para complacer a grandes amigos como Nicolás, y tú Maria Saez, termino de escribir la segunda parte.
Está como pan a punto de salir del horno. Mañana de no mediar problemas la editaré.Ahora voy a ver jugar al seleccionado Argentino contra Uruguay.
Abrazos!

Anónimo dijo...

Miguel
No se como he llegado hasta aquí, sólo te digo que el título del relato me ha atraído irremediablemente,es extraño como se puede conocer a alguien que de verlo ni siquiera te fijarías en él por sucesos como este, ya veo tienes publicada la segunda parte, ya me paso a leerte y te sigo con mucho gusto.

Un beso