Pablo salió dando un portazo, estaba muy ofuscado, era la
primer pelea en dos años del dulce noviazgo que mantenía con Ruth. Descendió
velozmente por las escaleras del
departamento hasta el jardín, escuchó la voz de ella llamándolo pero no se detuvo. Su reloj indicaba las siete de la mañana en ese domingo de enero,
era pleno verano, se dirigió a la playa que estaba a tan solo una calle de
distancia. Estaban pasando un fin de semana largo en la costa atlántica, la
noche anterior se habían divertido a lo grande junto con otras parejas amigas en
un boliche bailable, estuvieron hasta las seis de la mañana. Bailaron a morir
bebiendo un poco más de lo habitual. Mientras regresaban ella le hizo una
escena de celos injustificados, continuándola una vez llegados al departamento
– Recordaba él mientras ingresaba velozmente en la playa, necesitaba aire marítimo y caminar. Estaba descalzo,
enfundado en su bermuda y remera blanca, las huellas de sus pies quedaban marcadas profundamente en la arena ya
que descargaban su enojo.
La playa se veía
desierta a esa hora, el cielo
azul celeste presagiaba un bello día para disfrutar el mar. Miró hacia delante,
en sentido contrario se acercaba caminando una mujer, vestida aparentemente con bikini roja cubierta por un pareo, lo hacía bordeando
las aguas que mojaban sus pies. Se hallaban a unos doscientos metros de
distancia, se sintió molesto porque rompía su soledad. A los dos minutos ya iban a cruzarse, él miro hacia su
derecha, a unos ciento cincuenta metros,
acostado sobre los médanos un perro raza dóberman negro de gran porte los observaba. De
pronto éste se para y comienza a correr en dirección a ellos. Pablo no podía creerlo, en cinco pasos largos alcanzó a
la joven que lo miró asustada. Quédate quieta y detrás de mí, mira, ese perro nos ataca – Le dijo. - ¡Por Dios! – Afirmó ella, nos va a matar. - Si salta sobre mí, corre a la costa sin
detenerte me oíste – Espetó él en alta
voz sin darse vuelta. Se paró con las
piernas y los brazos en jarra, esperando, horrorizado pero sin demostrarlo.
Cuando el animal enfurecido estaba cerca Pablo gritó ¡¡Paraaaaaaaaaaaaa!!
Aunque pareció un loco, éste aminoró la
marcha, mostrando sus afilados colmillos, avanzó lentamente para saltar. Parecía el final, cuando sonó un
silbato, el dóberman emitió un gemido, se dio vuelta regresando velozmente y
perdiéndose detrás de las dunas y los arbustos. ¡¡Se fue, se fue, dijo la
joven!! Huyamos de aquí, por si vuelve - dijo él, tomándola de la mano. Mientras
corrían comentó- No se porqué diablos nos atacó ¿No sería un toro, que atrajo tu bikini roja? alcanzó a decir con sentido de humor. Una vez que salieron de la
playa llegando a las primeras casas se recostaron sobre la pared de una. Ella
temblaba respirando agitada, él la abrazó, cálmate el peligro ya pasó le dijo
al oído ¿Cómo te llamas? Ana Belén, respondió a la vez que se echaba a llorar. -Llora,
desahógate, ya pasó repitió Pablo mientras la sostenía en sus brazos con la
cabeza apoyada en su pecho. Luego la separó con suavidad, ¿Dónde estas parando?
Te acompaño, si quieres. Si, si en la calle dos y treinta y tres, Gracias!
Fueron caminando juntos, quedaba cerca, ella preguntó
¿Porqué no huiste tú solo para salvarte? - ¿Que clase de hombre crees que soy, nunca
tendría paz si hiciera algo así. – Replicó él. - No salgas nunca sola en horas
y lugares desiertos, ¿De dónde eres? De la provincia de Córdoba,
llegué anoche sola y ya quise conocer el mar, esta noche llega el resto de mi
familia. No se como agradecerte ¿Quieres pasar a tomar algo?- Preguntó. Pablo miró la belleza de mujer
que tenía frente a él - Mira…mejor no, he tenido una pelea con mi novia hoy... volveré a hacer las paces con ella, me voy, cuídate mucho. - Bueno, es afortunada tu novia, si pierde un
hombre como tú sería una tonta. Mi apellido es Flemingh, mi padre es un gran
empresario, ponte en contacto conmigo por cualquier cosa que necesites, le dijo
posando suavemente sus labios sobre los de él. Pablo emprendió el regreso, con
una sonrisa. –Espero no arrepentirme pero he hecho mi buena acción del día
jajaja, continuó caminando y riendo para reencontrarse con su Ruth...