sábado, 23 de marzo de 2013

Fiebre de primavera...


 “Soñar no cuesta nada… y es gratis,  te invito a soñar juntos, ¿Quieres?
 
 Llegó la fecha ansiada,  21 de septiembre, día de la primavera y del estudiante, Nicolás tenía  diez y siete años llenos de brío, cursaba el secundario nocturno.  Un  compañero, Agustín, que era  casado,  le había pasado una invitación para una  excursión a los bosques  de Palermo. La aceptó de buen grado. En  la mañana del sábado, temprano, llego al lugar de salida, subió al micro ómnibus ubicándose en un asiento del lado de la ventanilla, no conocía a nadie,  pronto se fue llenando de jóvenes de ambos sexos muy  ruidosos.
Cuando ella subió, se cruzaron miradas, detuvo la vista en él  mientras tomaba asiento tres filas más adelante y del lado de enfrente, era morena de ojos verdes, labios carnosos, vestía una camisa blanca con un nudo al frente  por debajo de unos senos que se veían generosos, llevaba un  jean ajustado negro, que  le resaltaba las caderas. Tenía algo de salvaje, provocativa. Una vez completos los asientos y  con muchos jóvenes de pié, el chófer inició el viaje, los cánticos resonaban en boca de todos, era pura efervescencia.


 Él miraba por la ventanilla, el sol comenzaba a asomar  entre las nubes, va a ser un día estupendo – Pensó. Pasó un cuarto de hora, volcó su vista a la derecha, justo ella se había dado vuelta y  lo observaba nuevamente, quitó su  vista, pero rápidamente volvió la cabeza, esta vez mantuvieron la miradas, había chispa en los ojos, complicidad, ya se habían conectado, solo había que esperar. Cuando llegaron y descendieron, él se le acercó. Hola, disculpa  si te molesto- me llamo Nicolás, dijo extendiendo su mano. -Ella sonrió – yo, Sol, - Encantada de conocerte, y le dio un beso en la mejilla, quedando la mano de él en el aire. – No podías haber tenido un nombre que te hiciera más justicia -  ¡¡Deslumbras Sol!!   - Replicó. Se echaron a reír. A él sus dientes blancos le parecieron perlas. ¿Viniste sola? Así es,- contestó. También yo, en mi mochila tengo equipo de mate y termo, ¿te parece que nos ubiquemos por aquí? Si, contestó, yo traje pastel y bizcochos. Ella le tomó de la mano y comenzaron a caminar, se detuvieron sobre el césped a la sombra de un árbol. A menos de veinte metros en una pista de baile resonaba la música pop. Mientras conversaba y tomaban mate, él le preguntó que edad tenía, 23 dijo ella, ¿y vos? 21 contestó. Era alto y podía representar esa edad. Te daba 24 o 25 -  replicó ella. Si, si en general me dan más edad respondió Nico cruzando los dedos a su espalda.

 El atardecer  los sorprendió en la pista de baile, bailaban  amarraditos, la mano de Sol en su espalda  lo apretaba sobre ella. Nico descendió su mano por debajo de su cintura, atrayéndola hacia el. Mas tarde, separó su rostro mirándola a los ojos, sus miradas lo decían todo, se dieron un beso interminable, apasionado,  mientras se movían en la pista llena de gente. A las seis de la tarde, el micro emprendió el viaje de regreso, ellos viajaron juntos, entre palabras, risas y besos. Cuando llegaron a destino, se despidieron luego de que ella le pasase su número de celular. Quedaron en encontrarse tres días más tarde, para profundizar más con esa fiebre de sábado.

Eaaaaaa que la primavera hace estallar las hormonas…..   





4 comentarios:

María dijo...

Me encanta soñar, creo que sin los sueños no sería yo.

Me encantó volver a leerte, hacía tiempo que no publicabas.

Un beso.

Migue dijo...

Sigue soñando amiga, que sería de nosotros sin ti jajaja.

Gracias, si, cuesta un poco cuando uno deja.

Un beso.

Marilyn Recio dijo...

Hermoso relato, refrescante como la primavera!

un abraxo!

Migue dijo...

Marilyn, gracias amiga, ¿no te hace acordar de nuestras épocas de primavera? Juventud divino tesoro...

Abrazos.