Pedro estaba casado con Patricia, tenían dos hijas, una de nueve y otra de quince años. Las noticias
de la inseguridad le estaban metiendo cada vez más miedo, temía por su familia.
Los delincuentes saltaban muros, cortaban rejas de hierro y entraban en las
casas. A golpes exigían a sus ocupantes todo el dinero que tenían, también se
llevaban sus electrodomésticos y se daban el lujo de comer en sus casas antes
de partir. La resistencia o aún sin resistirse podía terminar en la muerte si se
les antojaba. La ficción era una
realidad en ese tiempo. Por décima vez entraron a robar en el comercio de José
su vecino y amigo, quién terminó gravemente herido. Entraban como
ratas en medio de la noche, sorprendiendo
a abuelos jubilados, golpeándolos salvajemente
y arrebatándole las pocas pertenencias que tenían.Pedro se hallaba harto
de inseguridad e impunidad, pegó puñetazos en la pared descargando su
impotencia. Cinco de sus sobrinas que estudiaban y trabajaban habían sufrido
robos. A una de ellas, cuando estaba por cruzar la calle, de una moto con dos delincuentes,
le tomaron la cartera que llevaba
colgada al hombro. No pudieron quitársela y la arrastraron más de veinte metros por la acera. La joven estuvo
internada con yeso en el brazo y pierna
treinta días sin poder ir a su trabajo. Las autoridades no resolvían nada, gran furia le invadió, el espíritu de
sus ancestros que pelearon en las guerras renació en él.
En el mercado ilegal, consiguió un arma corta con
silenciador. Con ella enfundada en su chaqueta salía a recorrer las calles de
alrededor. En una de esas recorridas, ve
detenerse una moto con dos hombres frente a una boutique femenina. Uno de ellos,
baja y entra, a través de la vidriera desde la acera de enfrente lo ve amenazar
a la empleada de la caja. Comienza a cruzar la calle, sus ojos despedían fuego,
pone su mano en la culata del arma, cuando llega junto al de la moto, le echa
un disparo en la rodilla, éste hombre cae con la moto al suelo aullando de
dolor. El otro con el dinero de la caja sale, se cruza con un hombre de
anteojos obscuros, se sorprende al ver a su compañero en el suelo, antes que
pueda reaccionar, siente el impacto de una bala en su pierna derecha, cae al
piso revolcándose de dolor. El hombre de anteojos sigue su camino. Tras él la
gente se amontona en el lugar, la sirena de la policía se escucha cercana, como siempre después de los hechos. Pedro
sonríe, los cerdos comienzan a pagar, dejando de abusar de los débiles –
Piensa para si. - Con tal de limpiar unas cuantas basuras me
conformo - se decía. En su apartamento Patricia,
su amor, le estaba esperando…apuró sus
pasos, ya se veía dándose una ducha juntos. Ella no sabía nada de su actividad
paralela…mejor que no lo supiera.
*La imagen es del actor Charles Bronson, que hizo la zaga de películas del Vengador anónimo.
*La imagen es del actor Charles Bronson, que hizo la zaga de películas del Vengador anónimo.
Esta es una ficción,
pero los hechos criminales son una realidad, las armas no son para todos, en el gran país
del norte se venden con facilidad, así surgen francotiradores psicológica mente
alterados que matan inocentes.
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