martes, 1 de octubre de 2013

¿Cómo llegaremos al final de nuestro camino?

Llegué a casa luego de haber estado una hora y media en práctica de natación. Desde que viajo mas seguido en transporte colectivo, veo con agrado como la gente  joven cede el asiento a las mujeres y hombres mayores, nadie se hace el que está durmiendo, salvo el que duerme en verdad.  Del natatorio, pasé por distintos lugares haciendo trámites por lo que caminé unas veinte calles  para finalmente llegar a mi apartamento.  Una vez en el me recosté un rato para descansar mi espalda, quedé mirando el techo de madera a la vista que hice hace unos diez años atrás, se ve bien, le da calidez al ambiente. Tras media hora de relax,  terminé de preparar el almuerzo que había dejado iniciado antes de salir hacia natación.
 Luego de almorzar, salí a comprar unas manzanas en un comercio que queda a dos calles, pasé por la casa del padre de Juan Carlos, mi mecánico del Fiat que tuve hasta fines del año pasado. Desde la vereda conversé con mis vecinos que se hallaban en el jardín, Juan Carlos esta arreglando una caja de fusibles, su padre me miraba y asentía con la cabeza a las cosas que les decía. Cuando estaba por seguir mi camino me pregunta ¿Tú de donde eres? De la otra calle – contesté, no me reconoció a pesar de los años que me conoce. Me despedí y seguí mi camino, el padre de Juan Carlos, tiene principio de Alzheimer, unos meses atrás también me crucé con el y su hija, luego de saludarlo, me preguntó si yo trabajaba en la compañía de electricidad  de la que el se jubiló, le contesté que no, que era un vecino del barrio. Tiene 84 años, su  hija se quedó a vivir con el para cuidarlo, arribó con su hijo que es un adolescente y  trajo sus perros a los que veo en el jardín cuando paso por la vereda.  
Un hombre que le gustaba hacer asados a la parrilla, cuando su esposa vivía, y sus hijos lo visitaban, da pena verlo ahora totalmente dependiente del cuidado de otros, en este caso su hija. Vaya uno a saber como llegaremos en las etapas por venir de nuestras vidas. Pensar que conozco gente que tiene más de noventa años (están en la cuarta edad) y se conservan lúcidos mentalmente. Nadie puede saber su destino final...eso pienso.


Te saludo amigo visitante, deja tu comentario si gustas…