Pasa y cada tanto veo
que vuelve a repetirse en otros casos. Me disgusta que haya personas que sean
así, egoístas, interesadas, despiadadas. Te cuento de Teresa, era una vecina
que vivía sola en su antigua casa de construcción mixta. Cobraba una jubilación
mínima por sus 35 años de trabajo en una fábrica de cuerdas de guitarra. Tenía
que hacer malabares para que el dinero le alcance, una vez me contó que en los
inviernos helados se pasaba gran parte del día en la cama para no gastar en
calefacción. Yo solía pasar apenas pasado el mediodía por su vereda, ella estaba apoyada en la pared de
cerco tomando un poco de sol. La saludaba y me contestaba siempre con una
sonrisa, hablábamos durante unos minutos que no me cabía duda la sacaban de su
soledad.
No sabría decir su edad exacta pero pasaba los ochenta y
cinco seguramente. Por un tiempo deje de verla al pasar, hasta que un día veo
un ejército de albañiles remodelando la casa. En un comercio cercano me
entero de que la abuela había fallecido
hacía poco más de un mes. Aparecieron sobrinos,,,, esos que nunca la
visitaban a reclamar su parte de la
herencia, estaban preparando la casa
para venderla mientras hacían los trámites sucesorios.
Duele ver la falta de amor y respeto a sus mayores, aunque
no sean mayoría, abundan los casos en que sobrinos, nietos, y hasta hijos dejan
a los ancianos librados a su suerte. Se los ve aparecer cuando fallecen,
acercándose para reclamar su parte en la herencia que en general es al menos
una vivienda. Sin ser familiar me resultaba grato cruzarme con ella y conversar
un poco de todo, cada vez, ahora la guardo en mi recuerdo para que su alma
descanse en paz.
Si pasas por aquí, te saludo visitante…