domingo, 3 de mayo de 2015

LA MUJER GOLPEADA (Relato)


José llevaba tres meses sin trabajo, le preocupaba el no poder darle a su ex mujer la manutención de Josep, su niño de 10 años. Así, decidió dejar su apartamento caro, mudándose a una casa pequeña en un barrio humilde de la periferia. Llevó solo su maleta su notebook y su bate, no necesitaba nada más, la casa tenía los muebles y enseres mínimos necesarios. Al día siguiente cuando salió al jardín, casualmente también lo hizo su vecina de la casa contigua. Era una mujer joven, de unos 40 años, cabello negro azabache recogido con un broche. Ella luego de saludarlo con un ¡Buen día! Preguntó - ¿Se ha mudado allí? – Si, contestó  José, estaré un tiempo, tal vez hasta que consiga un trabajo. Y usted… ¿Vive sola? – No, no, con mi hija y mi pareja espetó ella. Con… cualquier cosa que necesite llame o pregunte nada más, cerró la conversación. – Gracias, asintió él, le parecía ver tristeza en los ojos de la mujer a pesar de su amabilidad. Así pasaron tres días, él leía los clasificados, llenaba curriculums y los enviaba por correo o los entregaba  en mano en agencias de selección de personal, en algunas tenía entrevistas en las que evaluaban su perfil.

 El viernes por la noche escuchó gritos que provenían de su casa vecina. Se oía el llanto de la mujer – ¡Bruto, no me pegues más! Se notaba que esa bestia continuaba, porque ella entre ayes de dolor sequía diciendo – ¡Borracho, vete de mi casa, no quiero verte más! José hervía por dentro, pero no podía intervenir…por ahora. Retirándose a su dormitorio se colocó los auriculares pasando a escuchar música. Al día siguiente pasado el mediodía vio pasar a su vecina. Salió a su encuentro. - Disculpa, le dijo ya tuteándola - ¿Tu marido te golpea? Ella se quedó un minuto muda, luego le mostró las marcas que tenía en el cuello cubiertas con un pañuelo. – No es mi marido, es mi pareja desde hace unos meses, me conquistó siendo muy gentil y acaramelado, hasta que viviendo conmigo mostró su hilacha de golpeador. Mientras hablaba unas lágrimas caían por sus ojos verdes. – Lo denuncié, cuando vino la policía, que tardó, amenazó mi vida y la de mi hija de 13 años  si decía la verdad, solo dije que fue una discusión pasajera. – Estoy aterrada, siguió, lo he visto mirar a mi pequeña con ojos lujuriosos. José le pregunto donde trabajaba él, y cuál era su horario de salida. Ten calma – Le dijo, veremos que se puede hacer. Se separaron, dirigiéndose José a una entrevista laboral. 


A la mañana siguiente desde la ventana de su casa vio partir al vecino en bicicleta hacia su trabajo. A las 19 horas cuando ya había oscurecido lo esperó a su salida en una esquina a 10 calles de su casa, la zona estaba desierta por el frío del invierno. Cuando pasó a su lado le pegó con el bate de baseboll en el pecho. El hombre que no era muy grande cayó de espaldas sobre el asfalto. Comenzó a levantarse aturdido. José le dijo, ¿así que tu eres el golpeador de mujeres? ¡Cobarde! Tras decirlo le dio la paliza de su vida, a puñetazos y patadas. Arrimando su rostro al del golpeador que sangraba por la boca y la nariz, le dice. – No entres más en la casa de tu mujer porque con mis hombres te cortaremos las piernas y te dejaremos flotando en el río. – Toma tu maleta con tus cosas y tu dinero, que estará en el jardín y ni entres en la casa porque va tu vida en ello. - Y no las busques más a ellas  ¿Entiendes? ¿Entiendes? ¡Repítemelo! - Si…si, no me golpees más, tomaré mis cosas y no las veré más, replicó el maltrecho golpeador. Con su móvil, José llamó a la ambulancia pública… ¡Hola! Aquí en la 64 y 5 de Villaverde hay un hombre tirado en la calle, tal vez lo atropelló un camión (bueno, se veía como tal) ¡Vengan pronto! Asintieron diciendo que en 10 minutos estarían por allí. Antes de abandonarlo José  le recordó que siguiera al pié de la letra sus indicaciones. El golpeador que no podía ni moverse, replicó – Si, si, lo que tú digas.

Al regresar a su casa José le comentó a la mujer lo sucedido. – Pon sus cosas en una maleta, y su dinero también, déjala en el jardín cubriéndola con una tela de nylon por si llueve. Cambia la combinación de tu cerradura, y vete con tu niña por dos o tres días a casa de un familiar. Cuando pases y veas que se llevó su maleta, ven a vivir nuevamente aquí. Ella lo abrazó – ¡Gracias! ¡Gracias! Me has quitado una pesadilla, haz de ser un ángel que vino. Luego se marchó a empacar rápidamente algunas cosas de ella y su niña. José dos días más tarde recibía un mail, lo habían tomado para una empresa importante  como resultado de entrevistas que había tenido. Al salir, vio que la maleta del jardín no estaba…pronto volvería la mujer.
La vida tiene estas cosas, la policía se escabulle de atender estos conflictos internos de pareja, existen comisarías de la mujer que están preparadas y fuertes en el tema. Cuando la ley y la justicia no actúan a veces entra el hombre por mano propia, en general amigo o familiar de la víctima. La mujer encontró pronto un trabajando cuidando enfermos, José volvió a su apartamento anterior y así…la vida continúa.


Te saludo visitante, en una semana habrá un nuevo relato “AMORES ROTOS” Te espero si gustas…