jueves, 14 de mayo de 2015

El niño que nunca se aburría....(Relato corto)


Pedro era un niño inquieto, su tía Enriqueta decía que "tenía hormigas en el trasero. Como todos, tenía su grupo de amigos más amigos entre sus compañeros de la escuela. Iba en sus momentos libre a jugar en casa de ellos, nunca le preocupó que ellos a su vez no vinieran a la de él. También tenía tres amigos de su edad en el barrio en que vivía, José, Mario y Osvaldo con los que compartía juegos, andaduras en bicicleta y otras travesuras. A los diez años salía con una caja llena de revistas, comic, para canjearlas con chicos de los alrededores, devoraba la lectura con rapidez con lo  que alimentaba su imaginación. Iba al cine una vez a la semana, solo, porque a ninguno de sus amigos le interesaba o no les daban la moneda sus padres.

Pedro tenía diez años, con sus amigos se llegaban hasta una fábrica de vidrio abandonada y destruida que quedaba  a dos calles de su casa, se subían al techo de un cuarto que quedó en pié, allí sabían sacar sus pitines  y orinaban entre risas hacia adelante para  ver quién llegaba más lejos. A unos dos metros debajo había una montaña de arena a la que saltaban una y otra vez. En otros días se llegaban con sus bicicletas hasta las vías de un tren de carga que pasaba rara vez, subían a un terraplén de unos seis metros de altura, se adelantaban con las bicicletas por la vía, hasta llegar a un lugar en el que había una marcada pendiente libre de yuyales. Desde allí se arrojaban barranca abajo contra las chapas del fondo de las casas que terminaban allí, antes del choque, torcían el volante ayudándose con la pierna izquierda sobre la tierra para salir en curva cerrada. A veces el choque contra las chapas se daba y no tardaba en aparecer la dueña de casa con una escoba en mano para echar a los chiquillos.

 Él era el organizador de la fogata de San Juan, todos los vecinos contribuían con maderas del fondo de sus casas, los chicos traían leña de todos lados, ellos no lo tomaban como robo, pero no había madera que se salve de su voracidad. La noche de la fogata era mágica, luego de prender fuego, éste se extendía hasta alcanzar al muñeco a varios metros de altura. A medida que se iba consumiendo la leña los vecinos comenzaban a arrimarse, familias enteras, con sus hijos. El fuego era el centro de atracción como en los viejos tiempos en que era adorado por civilizaciones. A la madrugada cuando el círculo de brasas quedaba formado, el carnicero, Don Juan, traía una riestra de chorizos, el panadero Don Antonio aportaba los panes, para que todos los niños comieras sus sándwiches de chorizo. Don Manuel, el almacenero traía un cajón de bebidas cola. Tampoco faltaba las batatas con cáscara que cada interesado ponía sobre las brasas para que se asen, y  luego degustarlas.  Las cenizas humeantes indicaban que había llegado el final de una noche mágica que quedaría siempre en sus recuerdos. 

Esta historia está ambientada en tiempos antiguos en los que la seguridad de los niños no corría peligro en las grandes ciudades. No existían ordenadores, teléfonos, móviles, tablets, play station, y la calle era el gran patio de juegos, había muy poco tráfico y esos pocos autos se detenían para que los niños dejen de jugar a la pelota en la calle y les dejen  pasar. Hoy parece otro mundo, con mucha tecnología pero también en el que la vida vale poco, a mano de los violentos e inadaptados en lugares super poblados. Tenemos secuestros, violaciones, entraderas (robos al entrar a tu casa) salideras…al salir de tu casa o del cajero del banco, narcotráfico etc. No podemos dejar ir y venir solos a niños y niñas de hasta 14 y 16 años y aún mayores no estamos tranquilos hasta que regresan.
 Con referencia a la seguridad podemos decir que el tiempo pasado fue mejor… ahora está lleno de delincuentes sin que las autoridades les pongan control. Es un completo desorden...   

Bueno amigo visitante, hoy salió esta historia entre tiempos antiguos de mucha tranquilidad y los actuales en que hay que estar con cuatro ojos. En unos días habrá otra. LA AMANTE ¡Te saludo!