viernes, 17 de marzo de 2017

La culpa...


Pablo se hallaba junto a la ventana, el sol brillaba. - Hoy voy a tener un buen día pensaba. Sonó su celular, prestamente lo atendió. Una voz desconocida de mujer le dice ¡el automóvil de Mariana entró en el hotel Bristol! tras decirlo corta. Se quedó helado, no identificó el origen del llamado, seguramente provenía de un teléfono público. 
Conocía el Bristol de pasar por el lugar, estaba en las afueras, era un sitio de encuentros de parejas. Mariana era su novia pero no convivían. ¿Quién diablos? – se preguntó. ¡No es posible! No lo creyó ni quería creerlo. Llamó por su celular a Mariana, ella no contestaba. Quería olvidarse del tema siguiendo con sus actividades.

Pero los pensamientos lo martirizaban, finalmente llamó a su hermana Lorena. Le pidió que lo acompañe a una gestión, ella extrañada accedió. Juntos, veinte minutos después llegaron en su automóvil hasta la entrada del hotel, pagó para entrar, entre los vehículos estacionados halló el de Mariana. 
Conmocionado, furioso se retiró del lugar. Eludió las preguntas de Lorena con evasivas. Volvió a llamar a Mariana por su celular, ella contestó – Hola mi amor ¿Cómo estás? – Yo bien ¿Y tú? - Con mucho trabajo, hoy viajé mal, mi hermano Marcos me pidió el automóvil y me dejó de a pié jajaja. Esa respuesta y esa risa retornaron el alma al cuerpo de él. - Te quiero mi amor – afirmó, ya te contaré el día que pasé – respondió con un sentimiento de culpa…

Es malo prejuzgar, hay que hallar la verdad. Te saludo visitante.