Lucía llevaba seis meses viviendo en esa casa del Barrio de
Palermo, su padre era un empresario de muy
buena posición económica. No había hecho amistades nuevas, en realidad
era por su culpa ya que no saludaba ni a los vecinos más cercanos. Algunos la
consideraban una engreída y daba motivos para ello. Ella estudiaba Ciencias
Económicas y desde que se mudaron allí había quedado distanciada de las amigas
con las que solía salir. Ese sábado de enero a la una de la madrugada se encontraba sola en
la casa, estaba en el dormitorio de la planta alta, tendida en la cama en su
bombacha y corpiño negro, que resaltaba el blanco de su piel. Escuchaba música
a la luz de un pequeño velador de mesa, de pronto le parece escuchar un ruido,
baja el volumen para prestar atención y no escucha nada. Sigue con la música,
hasta que cree escuchar un ruido nuevamente. Esta vez baja el volumen, se levanta,
abre despacio la puerta de su dormitorio, asoma la cabeza y ve el movimiento de linternas en la planta
baja de la casa. Horrorizada, su corazón comienza a latir aceleradamente. ¡Qué
hago! ¡Qué hago! Pensaba para sí, cierra con llave y retrocede hasta el
ventanal de la habitación, sale al balcón, quería huir desesperadamente, mira
el balcón vecino, estaba a un metro del suyo. Se para sobre la baranda y salta,
queda agarrada de la baranda del otro hasta completar la subida. Iba descalza y
con un raspón en la rodilla, su estado físico era muy bueno por la práctica de
hockey sobre patines que hacía.
Frente al ventanal,
corre la hoja de aluminio e ingresa. Una luz difusa, le permitió ver a alguien acostado
en la cama. Entre el miedo y la desesperación sacude los hombros del durmiente.
El que estaba acostado salta como un resorte, incorporándose. Eh! Eh! ¡¡Que
sucede!! Prende la luz y ve a la joven
semidesnuda frente a él. ¿Qué es esto? Pregunta. ¿Una broma? O un regalo, afirma ya con una sonrisa. Lucia no sabía si
cubrirse o hablar, pero pronto le dijo. Soy tu vecina de al lado, entraron
ladrones a mi casa, escapé hacia la tuya. El se levantó, era un joven de cuerpo
atlético y bronceado. Le tendió la mano, soy Marcos, dime ¿Están ellos allí
ahora? Si, si, de allí vengo huyendo. Pues bien, llamo ya al 911 y en minutos
llegaran. Luego de llamar, explicar la situación y dar la dirección. Toma de la mano a Lucia y
juntos van a la cocina del departamento. Allí le dice que se quede tranquila, que van a tomar un buen
café y pronto esto pasará a ser un mal recuerdo. En tres minutos estaba
sirviendo los cafés, al ver su rodilla le dijo - Si me permites te pasaré un
algodón con desinfectante para mejorar pronto tu herida. Ella accedió, el
suavemente limpió la herida, y terminó poniéndole una gasa con cinta adhesiva.
Marcos dijo luego, esta situación es increíble, estamos aquí
los dos en paños menores, te veía cuando
salías pero tú ni mirabas –Si, disculpa, me mudé enojada con mi padre, eso
mantenía mi mal humor. Ahora no tengo más que agradecimiento hacia ti. Marcos
la miró, pensó lo bonita que era, sonrió, y terminó buscando en su placar un
pijamas para que se ponga Lucia, luego de ponérselo parecía embolsada, el
recogió la botamanga de los pantalones, ella el largo de las mangas. Desde la
ventana vieron el movimiento policial, y como los delincuentes salían y se
entregaban ante el cerco de seguridad creado. A partir de allí bajaron y se
presentaron a las autoridades, que les tomarían declaraciones en la seccional.
Lo único que pidieron es que les dejaran vestirse para ir a declarar. Antes de
separarse Lucía le dio un beso en la mejilla a Marcos, quién le dijo, pronto nos veremos
fuera de este embrollo… Será un placer afirmó ella… y aquí comienza una nueva historia
entre dos almas que se conocieron en circunstancias poco comunes.
Te saludo amigo visitante, escribo poco pero aún estoy en el ruedo...
11 comentarios:
Bueno parece que pronto van a hacer lo contrario: desvestirse...jajaja
Salud
Hola amigo Genín,
Todo llegará en su tiempo jajaja.
Un abrazo.
Hay que aprovechar siempre las oportunidades
que la vida nos pone en el camino, como lo hacen estos dos personajes tuyos.
Un abrazo, Migue
Y yo me alegro de verte por aquí.
¡Bienvenido!
Gracias Tracy!!
Anteanoche escuché ruidos y bajé el volumen de mi radio para prestar atención.
Esto dio lugar al relato que hice. Cuando escribimos estamos atentos a
cualquier detalle que da lugar a la inspiración para plasmar una historia.
Con tu recibimiento debería volver más seguido jajaja.
Abrazos!!
Pues oye, por raro que pueda parecer, puede suceder de verdad. De hechos de casos más insólitos y extraños han surgido verdaderas pasiones. Además ya tienen de adelantado, que se han visto medio encueros. Muy bueno el relato; me ha gustado.
Abrazo Migue.
Hola Rafa,
Llevas razón, la gente se conoce de las maneras más diferentes, como cada uno conoció a su compañera de vida es una historia distinta.
Me alegra que te haya gustado el relato y espero andes bien de la espalda...
Un abrazo.
Esas circunstancias parece que propiciaron el nacimiento de un gran amor.
Saludos.
Hola Toro,
A veces la gente se cruza pero no se comunica ni se conoce por consiguiente.Por circunstancias fortuitas aquí se conocieron y comienzan a gustarse parece.
Un abrazo.
Muy ameno este relato Migue.
Parece que en circunstancias de peligro también florece la amistad y tal vez el amor, como denuncian tus letras.
Me he quitado de seguidora y me he vuelto a poner, a ver si así veo cuando publicas.
Sigo ausente, pero los "raticos" que tengo aprovecho para visitaros.
Un abrazo.
Ambar
Hola AMBAR,
Agradezco que me sigas, escribo de manera bastante esporádica, pero esta bueno leernos.
Siempres seras bienvenida.
Un abrazo.
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