miércoles, 8 de mayo de 2013

PELIGRO...¡Bebés en movimiento!



Manuel con Silvina su mujer  y sus dos hijos, Mariana de siete años y Sofía de dos, llegaron a la casa de sus padres. Sus hermanos Joaquín y Pedro ya habían llegado con sus esposas y niños también. Luego de abrazos y besos se abocaron a los preparativos del almuerzo que estaban por compartir. Mientras se preparaban las ensaladas  y las tartas, conversaban animadamente de las novedades en sus vidas, pasando por temas económicos y políticos del país. El patio era grande y los niños le ponían su algarabía repartida entre su juego con  la pelota y los patines y las canicas. Eran siete niños de edades escalonadas, en un instante Silvina, los mira advirtiendo que no estaba Sofía. ¿No vieron a Sofía? pregunta en voz alta. -  Joaquín, mira dentro de la casa y no la encuentra, dando aviso hacia el patio. Silvina mira hacia la puerta que comunica el patio con el parque trasero arbolado, se angustia al ver que estaba abierta. ¿La piscina está llena? -  pregunta. Los ojos de su suegro le indican que no. Echa a correr, pasa la reja viendo que a su vez  la reja de la piscina también tenía la puerta abierta. Pega un grito desesperado ¡¡Manuel! ¡¡Manuel!  Cuando ella llega al borde, cae de rodillas en llanto al ver a Sofía en el fondo del agua, en ese instante Manuel pasa a su lado saltando a la piscina, toma el cuerpo de la niña y la sube al exterior. Pedro ya estaba en el lugar y comienza a hacerle la respiración artificial, ¡que venga María! –dice, María su esposa es enfermera, ella lo reemplaza mientras Joaquín llama a una ambulancia. Luego de un minuto que pareció un siglo la pequeña larga agua por la boca y comienza a toser. Todos respiran aliviados, la tragedia había rondado la casa ese día. La piscina tenía poco agua pero suficiente para una bebé de dos años, que puede caer y no incorporarse. Manuel y Silvina llevaron a Sofía a un sanatorio cercano para su control. El médico la  encontró bien, pidiéndoles que la trajeran para control al día siguiente.  De vuelta en la casa de sus padres, los abuelos se sentían culpables por no haber cerrado la puerta. Manuel les dijo que él debería haber revisado el lugar antes de dejar libre de moverse al bebé.

Los accidentes domésticos son una importante causa de muerte en bebés, así como de  otras consecuencias graves en su salud. No se les debe perder de vista y menos cuando están silenciosos. (No durmiendo, claro) Aquí hubo una segunda oportunidad... a veces no...

Te saludo amigo visitante, gracias por tu visita y comentario.