martes, 9 de febrero de 2010

Con envidia no se valora lo propio.

LA ENVIDIA existe, pero no tiene porque afectarnos.

La envidia atormenta al emisor, hace exagerar tanto los bienes y lo bello ajeno como el mal propio. A veces se envidia la belleza, otras la riqueza, la inteligencia, pero pocas veces los valores morales, la virtud, la capacidad de trabajo, el esfuerzo del otro.

La envidia y los celos no son lo mismo. En la envidia intervienen en general dos personas, se desea… lo que tiene el otro, en los celos intervienen tres personas y se teme… perder lo que se posee. También hay personas, a las que por vanidad les gusta provocar envidia en otros, con esta actitud tan solo ocultan su propia envidia.

Al que no es envidioso ¡No se le mueve un pelo en realidad! Cada uno debe ser feliz con las metas que se propuso, y con los logros alcanzados con su propio esfuerzo. Al contrario, lo mas sano es alegrarse con el progreso y la alegría de otros. Hay gente que cuando ve comprar un auto nuevo, vivienda o progreso laboral… deja de saludar al otro con lo que muestra su rabia.

También algunos cuando les va mal, dicen que es porque les tienen envidia, pero si esa mala onda les llega es porque esta en ellos y por afinidad les afecta. La persona envidiosa difícilmente admita serlo. La envidia no afecta por afinidad a quienes no la poseen, esa mala onda no nos llega porque no está en nosotros

Es un sentimiento que puede generar tristeza, irritabilidad, desdicha y hasta violencia contra el que tiene lo que el no. Se origina en la falta de autoestima en no sentirse bien con uno mismo. El envidioso puede también criticar al otro/a para sentirse mejor disminuyéndolo. A veces se interpone en la amistad, que no es verdadera, por el éxito, la ropa, la belleza etc.

Envidia, celos, ira, sensualismo, egoísmo etc son emociones que originan sufrimiento, voy comentando los sentimientos descriptos en : ¿Te conoces a ti mismo? del 23/10/2009