martes, 24 de septiembre de 2019

Fuego pasional.

Dormía  en su casona de Palermo, el calor había sido asfixiante durante el día, un trueno espantoso le hizo dar un brinco en su cama. Lo primero que vio es que ella no estaba a su lado, se encontró transpirado, recordó haberse acostado rendido por lo que se había dormido  de inmediato. Por  el ventanal observó que se había largado a llover, se levantó  desnudo, bajo la llovizna divisó que ella estaba parada sobre el césped con su camisón rojo de fina tela. La prenda se adhería a su cuerpo permitiendo ver sus marcadas y amadas  formas.

Levantaba  los brazos hacia el cielo disfrutando del agua fresca, él salió, acercándose por detrás, la tomó de la cintura pegándose a su espalda. Ella se sobresaltó dando un pequeño grito, enseguida lo reconoció por su virilidad. ¡Me asustaste! Dijo. ¿Cómo me reconociste? Replicó él. Por tu perfume – afirmó ella mientras se echaban a reír como locos. ¿Qué te parece si…? –preguntó él. Sabes que estoy siempre lista contigo – afirmó ella. Él le quito con delicadeza el camisón rojo e hicieron el amor bajo la lluvia, estrenando un lugar nuevo para hacerlo. Empapados, luego de revolcarse por el césped, él la levantó en sus brazos, entrando juntos hasta el baño en el que se dieron una ducha tibia.

 Amor- Preguntó ella, llevamos un año de casados, ¿Seguiremos divirtiéndonos así dentro de unos años?  Por supuesto – afirmó él, no te salvaras de mis travesuras y deseos dijo,  mientras hundía sus labios en la boca de ella…..Vamos a ser viejos un día lejano y te seguiré amando con lo que tenga y  pueda, volvió a afirmar él… Ella gozó con el comentario, disparando una sonrisa que a él… lo provocó nuevamente….

Bueno, cada tanto estoy un poco travieso en mis relatos, espero te hayan gustado las andanzas privadas de esta pareja  

sábado, 21 de septiembre de 2019

Atrapar al ladrón.

José llevaba casi ocho años trabajando en esa empresa metalúrgica, hacía la gestión externa, pagos, cobranzas, bancos, trámites varios. Ese día de invierno pasó por las oficinas recolectando mucha documentación. Tenía que ir a tres bancos en el micro centro porteño...A último momento Alicia le dio un sobre marrón...era para entregar en un  estudio de contaduría externa. Con su maletín y carpetas en la mano, salió al exterior, eran las 13 horas, un aire helado le pegó en el rostro, refunfuñó algo y siguió. Se dirigió al estacionamiento, allí estaba su moto, iba a guardar lo que llevaba en el compartimiento debajo del asiento, cuando un estampido le hizo girar el rostro y mirar hacia el oeste. No alcanzó a ver nada, terminó de guardar. se colocó el casco y partió.

Cuando llegó al estudio contable, buscó el sobre que le dio Alicia, no lo encontró, arriba de todo donde solía ponerlo, revisó bien el bolso sin encontrarlo. Se sorprendió, desconcertado avisó allí que volvería al día siguiente. Siguió su recorrido hasta completar su gestión con los bancos.
Al día siguiente, cuando ingresó a su trabajo a las 8 horas, preguntó en las distintas oficinas si no habían visto el sobre, sus compañeros le dijeron que no, le quedaba decírselo a Alicia, que tenía pocas pulgas.  Así fue -¿Cómo que no lo tienes? ¿No me digas que lo has perdido? Y salió como loca a preguntar también ella por el sobre…

 José comenzó a acalorarse, pero se le ocurrió preguntarle a Marcos de seguridad, si podría mostrarle por las cámara que estaban por todos lados el momento en que el llegó a su moto el día anterior. Marcos retrocedió la filmación hasta ver claramente cuando José llega a su moto, escucha el estampido, desvía la vista y el sobre se desliza de su carpeta y va a parar al suelo, él no se dió cuenta. Allí quedó cuando se fue. Marcos decide seguir con la filmación para ver si alguien de la empresa lo levantó. Así, llega la hora 14, salen numerosos operarios, pasan al lado del sobre, incluso alguno lo pisa pero nadie lo levanta. Se detiene un Fiat, estaciona, baja un hombre, es Juan, que trabaja contratado para hacer trámites también. Se agacha, levanta el sobre lo eleva y mira a trasluz, luego sigue caminando para la fábrica, atraviesa la puerta de rejas, luego otra blindada, ingresa a las oficinas, camina saludando a los empleados que lo conocen, llega frente a una puerta que conduce a otra oficina, allí antes de entrar, rasga el borde del sobre, mira su interior, mete la mano, revisa y luego vacía, la saca,  dobla  el sobre y se lo mete en un bolsillo de su campera.

 Habiéndolo descubierto, José va a la oficina de Alicia y le cuenta todo, ésta le dice que tenía mucho dinero personal de ella en el sobre. Todos los empleados  se enteran. Delante de ellos, con el altavoz abierto para que lo escuchen,  desde su móvil José, llama a Juan que estaba En el patio exterior del establecimiento. - Hola Juan, soy José, sabes que ayer he perdido un sobre, aquí pregunté a todos y nadie lo vio, ¿Tú por casualidad no lo has visto? – No, responde Juan, no he visto ningún sobre, sino te lo diría. Todos los que escuchan se miran entre sí…- Gracias Juan, hasta mañana. El comentario de los hechos llegan a Laura la jefa de personal y a Don Diego uno de los dueños de la empresa.Es su hora de regresar a casa, José se retira a su casa, más tranquilo ya. 

Al día siguiente se entera que había ocurrido. En la oficina de Don Diego, junto a Laura, interrogaron a Juan, con las imágenes a la vista. Este negó las acusaciones y se desdijo al explicar su conexión con el sobre. Los compañeros de Antonio escucharon los gritos de la discusión interna. Más tarde, cuando José  va a ver a Don Diego, éste le dice que el telegrama había sido enviado, Juan había perdido la confianza de la empresa y el puesto  por ser un ladrón.  Poniéndole la mano en un hombre le dice,- En cuanto a ti José, José…ten cuidado, sabes cuanto te aprecio.- Si, Don Diego me hago cargo,  tuve una distracción que no se volverá a repetir.


Bueno amigo visitante, si has tenido paciencia para leer hasta el final, te agradezco y felicito. 

viernes, 20 de septiembre de 2019

PENSAR.

CUIDA TUS PENSAMIENTOS, LOS POSITIVOS SANAN. 

LOS NEGATIVOS ENFERMAN CUERPO Y ALMA ...

jueves, 19 de septiembre de 2019

LA PULSEADA

Recuerdo que a los 14 años, estando en los tres meses de vacaciones del secundario ingresé a trabajar en un taller metalúrgico. Eramos ocho operarios, yo manejaba un torno revolver, así se llama. A la hora de almorzar, nos sentábamos a una mesa con las viandas que cada cual había llevado. 

Un día estando allí, Pedrito que tenía mi edad me preguntó ¿Quieres jugar una pulseada? Antes de que pueda contestarle, saltó Rubén diciendo con una sonrisa ¿Porqué no juegas conmigo? Era un muchacho de 35 años, se veía fornido.  Acepté, pusimos nuestros brazos sobre la mesa, nos tomamos de las manos . Miré a Rubén a los ojos, seguía con su sonrisa. Alguién gritó el ¡¡Ya!!


Los brazos se pusieron tensos, mi rival iba aumentando su presión sobre el mio. Su músculo se elevó como una pelota. Yo era delgadito.  No nos movíamos de la posición inicial, gotas de transpiración comenzaron a caer de su frente, la sonrisa se le había ido. Comencé a aumentar más mi presión y le fuí llevando el brazo hasta que su mano dio contra la mesa.
 Rubén se levantó enojado diciendo - ¿Cómo este pendejo me pudo ganar a mi.? Pedrito dijo a su vez...Y yo, que quería jugar contigo. Ellos no sabían que yo había trabajado casi un año en el reciclado de una casa que mi padre había comprado. Entrar miles de ladrillos, carretillas de arena, bolsas de cal y de cemento me habían forjado. Con el tiempo tuve otras pulseadas con hombres que podían levantarme en el aire y arrojarme lejos...Pero nunca me ganaron una pulseada, no se de donde viene la fuerza. Ahora llevo tiempo sin pulsear,  mejor que no lo haga, para cuidar mi espalda..

Saludos visitante, he pasado para dejar mi huella por aquí.

jueves, 12 de septiembre de 2019

La separación

Los 30 años de matrimonio habían sido demasiados, Pablo tenía que volver a tomar la decisión de su vida, separarse de Mariana. Llevaban años durmiendo en camas separadas, ya se había separado tres años antes, pero volvió ante una enfermedad de ella que pasó a ser crónica... una diabetes. El siempre había sido sobreprotector, pero estaba harto de sentirse solo estando acompañado. Ella era el polo opuesto, nada sociable, muy posesiva, con tildes neuróticos depresivos. 
Cuando vacacionaban en bellos lugares con mar, lagos o montañas, él salia a recorrerlos y ella se quedaba en el hotel o el departamento que ocupaban. 
En su casa ella le pedía que no traiga personas desconocidas, también le molestaba el tiempo que él pasaba en su escritorio y computadora con papeles relacionados con su trabajo. 
Pablo padecía episodios de gastritis, esofaguitis y colón irritable, las tenía todas el pobre. Producto del estrés que le estallaba en lo corporal.
 Se le hizo la luz recordando todas las situaciones vividas, hasta la psoriasis que tuvo años antes, pudo deberse a la misma causa... su mujer.!! 
Basta!! se dijo para si, salió esa mañana de marzo hasta el broker inmobiliario, llevaba la documentación necesaria, la garantía con su propia casa, el dinero para el depósito y mes adelantado del apartamento que había visto por Internet. 
A la mañana del día siguiente, era un sábado, a las 8 horas tomó su desayuno, lavó su tasa, y le dijo a Mariana. -Me voy! ¿Cómo que te vas? inquirió ella. - Si, mujer, me mudo otra vez, para largo ya, viene Pedro a darme una mano y me llevo lo mínimo necesario. Ocúpate de ti, yo me ocuparé de mi. Tienes tu ingreso económico, te pasaré un adicional para que no te falte nada.Ella se quedó callada, ante el rostro tenso de él.  Sonó el timbre, era Pedro, Traía cajas grandes, embalaron platos, cubiertos, ropas, algunas sillas, sus libros, la Notebook. El resto lo tenía en su nuevo domicilio, al llegar bajaron y acomodaron todo, finalmente se sentaron en el patio a tomar unas cervezas. Pablo comenzó a reír de felicidad, y no paraba, abrazando a su amigo. Comenzaba una nueva vida, libre, libre...

Visitante, aquí aparecí luego de tanto tiempo, espero traer historias más cortas la próxima vez.