domingo, 28 de abril de 2013

EL HOMBRE MAL TRATADOR...


Llevaba dos años viviendo en un apartamento, allí en el segundo piso “B”, de la calle Alvear. El contiguo, el “A”  estuvo desocupado casi dos meses. Ese domingo escuchó ruidos, alguien se habrá mudado – pensó. A la tarde,  cuando salía para ir a natación, se cruzó con su nueva vecina. Buen día – Le dijo… ella contestó – Buen día... al alzar la cabeza la reconoció. Pero… ¿Eres  Scarlet? Oh, si, y tú Matías, no has cambiado mucho en doce años, aunque has echado espaldas. - Tú estás más mujer, una bella mujer alcanzó a decir él. En ese momento un hombre sale del apartamento “A” ¿Qué pasa? ¿Qué te quedaste haciendo aquí? A ella se le dilataron los ojos, apareció un gesto de temor en su mirada  - Nada, nada – respondió a la vez  que se dirigía al ascensor. El hombre pasó al lado de Matías con gesto malhumorado y sin saludar. Matías  descendió pensativo los dos pisos por la escalera. Con Scarlet habían compartido desde el jardín  de infantes  hasta el secundario, se querían mucho como amigos, compañeros de risas, cumpleaños, bailes.   Los padres de ella se mudaron llevándola  a una ciudad del interior. Ellos se escribieron durante  un año hasta que se espació, para luego cortarse la comunicación.

-El lunes cuando llegó de su trabajo, Matías, se dio una ducha quedándose luego en bermudas y descalzo. Puso suave su música favorita mientras se preparaba un té de canela y miel. Siempre se quejaba de que las paredes que separaban los apartamentos parecían de cartón, se escuchaba todo lo que sucedía en el contiguo cuando alzaban la voz. Su reloj de pared indicaba las 19,45 horas, escuchó que alguien ingresaba al lado. Una voz masculina sonó,
¡Llegas media hora tarde! ¿Qué has estado haciendo?
 – Nada, es el tráfico que está infernal – respondió ella.
¿Con quién estuviste? Insistió el hombre.
 – Con nadie, hay piquetes por todos lados.  
- ¡No me mientas!
 – Suéltame las manos, me haces doler. Ay, Ay, no me pegues por favor, le escucho decir a ella. Matías se revolvía en su habitación. Escuchó decir al hombre, te espero en la cama, estoy apurado, ven enseguida imbécil.
– Llego muerta, no me pidas ahora mismo…
 – Muerta vas a quedar si no me obedeces, te doy media hora  – afirmó,  ponte el guardapolvo blanco de colegiala, sabes que me gusta, y no me hagas ir a buscarte porqué te traigo arrastrando de los pelos – concluyó.
 - Matías no podía creer lo que escuchaba, decidió ponerse su equipo de gimnasia e irse a correr un poco para calmar sus nervios.  En los dos días siguientes, las escenas violentas se repetían al lado con gritos y golpes. Tenía que habla con ella, el jueves siguiente  cuando llevaba la ropa al lavadero, la encontró.
- Hola, ¿cómo estás?   
- Bien, respondió Scarlet con una sonrisa forzada.
-¿Bien? - Disculpa, escucho todo desde mi apartamento ¡ese hombre es una bestia! ¿Cuánto hace que estás con él? -Dos meses – contestó. Pero no te metas,es peligroso…
- Déjame ver a mi cuán peligroso es. ¡Cuéntame Scarlet por favor!…no tengas miedo. Ella comenzó a contarle con dificultad, Cuando lo conocí era muy gentil, pura galantería, le presenté a mi hermana con sus dos hijas pequeñas, el les llevaba regalos y hacía bromas. En sociedad siempre se mostró de buen humor y gentil. A poco de vivir juntos mostró su otra cara. Me metió miedo, diciendo que si lo denunciaba, mi hermana y mis sobrinas la pagarían. Estoy aterrada, me golpea en la espalda y en las costillas, nunca en la cara por qué se notaria.
¿Quieres sacarte de encima a esa bestia?
-Si, si, pero…
- No digas más nada, esta todo dicho

¿Que cosas tiene de él en el apartamento?- inquirió Matias. Su ropa y nada más - respondió Scarlet.
Escúchame bien por favor, mañana ven tres horas más tarde a tu apartamento, dame tu número de celular ahora. Mañana no lo encontrarás a  él aquí. No hagas preguntas, por nuestra amistad, hazme caso. Se estrecharon las manos y así se separaron.
El viernes a las siete de la tarde, Matias golpeó en la  puerta del “A”
¿Si? ¿Quién es?- De portería le traigo un sobre. Al abrir la puerta se vieron cara a cara. – Soy tu vecino de al lado… ¡rata! le gritó mientras con su pierna zurda le daba una patada en los genitales. El hombre se dobló por la mitad, Uggg en ese momento con su pierna derecha le pegó un rodillazo en el mentón, que lo tiró con el trasero en el piso. A continuación le dio varias patadas en las costillas del lado derecho y otras en el izquierdo. ¿Porqué? pará, pará, sollozaba el hombre.
¿Eres malo con las mujeres? ¡¡Enfermo!! Ve a tratarte antes de que te maten. Tomándolo del cuello lo obligó a levantarse, ahora toma tus maletas, pon tus cosas dentro que aquí no vuelves más. Tienes veinte minutos o te tiro por el balcón¡¡bolsa de excremento!!     

  Sacó su ropa del placard, y de los cajones, también sus efectos personales. Cuando estuvo listo, Matías le sacó una foto con su celular y  le dijo, ahora te llamo un taxi, te vas y nunca más aparezcas en la vida de tu mujer, porque estás fichado y mueres hombre. Si te la cruzas de casualidad, corre para el otro lado, porque lo sabremos y morirás sufriendo como el miserable que eres.  En la puerta del ascensor le dio otra patada en el trasero para que entre más rápido. A la hora aproximadamente lo llamó el chofer del radio taxi. Hola Matías, le aviso que el hombre que llevé se alojó en un hotel barato de la zona de Constitución. – Gracias José, ¡un abrazo!. Cuando llegó Scarlet la puso al tanto de todo lo sucedido, ella se abrazó a él llorando sobre su pecho, así estuvo unos minutos. Matías la dejó desahogarse, luego la invitó a sentarse y conversar.
 Mira, este personaje no aparece nunca más, pero como hay locos, te sugiero que lleves una foto suya a la policía, y muestres los golpes recibidos así lo fichan. En tu trabajo puedes pedir traslado a otra filial y le explicas los motivos. Puedes hablar con el dueño de este apartamento y mudarte a otro cercano a tu trabajo. Y te diría que veas por un tiempo  a una psicóloga para liberar tus emociones y sentirte mejor. Ve haciendo estas cosas sin prisa y sin pausa, llámame si me necesitas, yo te llamaré todos los viernes para ver como sigues.
-No se como agradecerte- dijo ella.
-Poniéndote bien, fuerte y saludable, esa es mi recompensa respondió él. Volvió a darle un abrazo, ahora ve y descansa sin preocupación le dijo dejándola en la puerta de su apartamento. Luego de darse una ducha ella se acostó, mientras cerraba los ojos pensaba. Dios existe…me envió un Ángel…

Los hombres golpeadores son enfermos que arrastran problemas desde su niñez y adolescencia. No cambian si no deciden por si mismos buscar la cura en manos de profesionales psiquiatras y psicólogos.El maltrato que ejercen es físico, psicológico, emocional, anulando la personalidad de su víctima. 

Te saludo amigo visitante, tus comentarios alimentan este blog.