Marcos entró a ese restaurant que también tenía pista de
baile, venía amurrado por una infracción de tránsito que le habían hecho por
estar mal estacionado. Había llegado junto al agente y le pidió que no la
hiciera, que solo se detuvo por dos
minutos, pero no hubo caso, al menos consiguió que no se lo lleve el remolque. Trasladó
su automóvil a un estacionamiento y
luego decidió ir al restaurant. Se sentó a una mesa pequeña, pidió una coca con
Fernet y comenzó a mirar el entorno. Dos
mesas a su derecha se hallaba una bella mujer sola, solita. Le sacó una radiografía,
cabello lacio, cutis bronceado, pechugona, y un par de ojos negros impactantes,
que por unos segundos lo miraron. Eso ya
le hizo olvidar de la infracción surgiendo el galán. Luego de dos cruces más de
miradas se puso de pié acercándose a su mesa la invitó a bailar, ella lo miró a
los ojos, antes que conteste él le dijo...
¡Vamos, dale, no perdamos tiempo, seguro que te gusta bailar! Ella soltó su
sonrisa, se puso de pié y en la pista bailaron sueltos al ritmo de la música
movida. Luego vinieron los lentos, cuerpo a cuerpo, piel a piel, conversaban
todo el tiempo, él le susurraba al oído palabras bellas, ella sonreía. Habían
intercambiado sus nombres, ella se llamaba Mariana. Los ojos de ambos brillaban, siguieron una media hora en la pista. La temperatura de
Marcos había subido, ella lo notaba en los cuerpos juntos. Entonces Mariana
dice… Vivo a dos cuadras de aquí ¿Quieres pasar a tomar un café? Marcos tocó el
cielo con las manos. ¡¡Claro que sí!! Te acompaño donde quieras. Salieron
tomados de la mano, como si fueran viejos amigos. Al llegar al edificio, pasaron por el Hall de
entrada, tomaron el ascensor hasta el noveno. Marcos no pudo aguantar y se
dieron un besazo que duró los nueve pisos. Bajaron, ella abrió con su llave,
entraron al departamento. Mariana alcanzó a decir ¿Preparo el café? Él ya se estaba quitando la camisa, luego le quitó la blusa a ella, en dos minutos más
quedaron como llegaron al mundo. En la alfombra mullida del piso estallaron por
primera vez, la segunda fue en la cama. Y allí quedaron abrazados... mientras la
noche caía y la luna iluminaba sus cuerpos de amantes.
Hay gente que tiene suerte.Marcos la tuvo.
No contaba con tiempo para escribir, hoy pude hacerme un lugar,
(La alineación salió como quiso, pero la podrán leer igual)
Te saludo visitante,