miércoles, 27 de julio de 2011

¿Somos mentalmente flexibles?


De no ser así, seríamos más propensos al aislamiento, disociación, sufrimiento. Aunque el planeta tierra siempre gira igual, las sociedades tiene cambios permanentes en usos, costumbres, problemas, tecnologías. Así como los juncos se doblan ante fuertes ráfagas de viento, vuelven a estar derechos una vez que éstas ceden. También nosotros sufrimos o podemos sufrir en algún momento, tormentas emocionales que nos traigan dolores en cuerpo y alma. Necesitamos estar preparados para soportarlas, volver a ponernos de pié y continuar. Aunque a veces podemos ver todo negro o gris, por cansancio, estrés, o formas de ser, siempre habrá hermosos colores en todo lo que nos rodea.

En gran medida nuestra felicidad o tristeza surge de nuestro pensar y actitud, ante sinsabores, frustraciones, por conflictos, crisis, problemas, hechos que pueden haber sido generados, por propio desconocimiento, error, o como resultado de acciones de terceros cercanos o lejanos. También ante la pérdida de vidas que es prioridad uno, por inseguridad, accidentes fatales, desnutrición, violencia, situación que requiere su tiempo de duelo personal. La naturaleza misma, está actualmente, reaccionando contra el planeta, con toda la furia de sus efectos. En muchos casos en respuesta a la acción del hombre, que contamina, modifica el medio ambiente, por intereses, sin respectar leyes ni tratados, ni medir la consecuencia futura o inmediata.

La flexibilidad mental, tener la mente abierta, con inteligencia emocional, abre caminos, impulsa a crecer y aprender, “como en la curiosidad innata del niño”. No se cierra o detiene ante el problema, busca la solución, dándole el tiempo que requiere mientras continúa, o lo asume con aceptación si no la tiene. ¿Somos flexibles? Nos adaptamos a las realidades que nos toca enfrentar cada día, en nuestra casa, con nuestra familia, en el trabajo, con nuestros compañeros, jefes, o empleados. En la vida cotidiana, amoldándonos, o introduciendo los cambios, ajustes necesarios, que surgen de la experiencia o del sentido común. ¿O elegimos siempre echar culpas a otros? a la mala suerte, al destino, tropezando con la misma piedra innumerables veces. Las políticas económicas y sociales de los gobiernos de turno nos afectan, si complican nuestras vidas no defendiendo nuestros derechos, nos cabe el reclamo generalizado y el voto en un país que se precie de democrático.

La solidaridad, el compartir lo poco o lo mucho, la confianza, el respeto hacia todos, la responsabilidad, el valor para reaccionar ante lo que nos hace o nos parece mal, serían parte del ramillete de actitudes que nos hacen ser derechos y humanos para que la sociedad, y nuestra calidad de vida, siga creciendo para mejor. Cuidémonos de no vivir en los extremos, aprender a ser y continuar feliz, es un camino para recorrer paso a paso, sin prisa y sin pausa. Sin caer en emboscadas tentadoras, por el solo hecho de hacer lo que otros hacen, sin asumir el resultado que tendrá en más o menos tiempo.

PD: Paso de relatos de amantes a estas reflexiones mías, ¡Condimento! el tema da para mucho texto más. Te saludo, deja tu huella si te apetece.