Mariana salió feliz de su trabajo en la empresa agropecuaria
para la que trabajaba, se le había hecho tarde, por lo que decidió tomar un
taxi que la dejara en la puerta de su apartamento. Sucedían tantos asaltos y
crímenes que estaba sintiendo miedo de vivir sola. Prefería no mirar los
noticieros, salvo a la mañana para ver el clima que le esperaba ése día. Cuando
llegaron abonó el viaje al chofer, descendió y con pasos rápidos alcanzó la
puerta de vidrio templado. Con un giro de su llave, accedió al hall de entrada,
de allí al ascensor hasta el tercer piso, aquí bajó, caminó por el pasillo
iluminado hasta llegar a su apartamento, cuando entro pegó un grito
Yupiiiiiiii!!! Al fin en casa…cerró con llave y colocó el cerrojo a pesar que
la puerta era blindada. Se quitó el saco rojo que llevaba, levantó las piernas
una a una arrojando sus zapatos hacia un costado. Se sentía muy agotada, bajó
el cierre de su pollera quitándosela, luego se desbrochó la blusa y se la quitó
dejando ambas en un estante del placard. En su corpiño negro que resaltaba su
busto natural, codiciado por las miradas de muchos hombres, y en su mini
bombacha negra fue caminando hasta la heladera para tomar un jugo de naranja.
Luego dudó en que hacer, finalmente prendió el ventilador de techo, apagó las
luces, dejo el ventanal que daba al balcón entreabierto para finalmente dejarse
caer rendida en la cama.
Sin darse cuenta se
adormeció, un ruido la despertó, sus ojos se abrieron como el dos de oro,
prestó atención, observó que el ventanal estaba más abierto que como ella lo
había dejado. Presintió que alguien había entrado, se armó de valor, girando su
cuerpo bajó hacia un costado de la cama, en la oscuridad del amplio mono
ambiente alguien se movía. Si entró por la ventana, no debe ser más de una
persona – se decía para si. El que sea no va a prender la luz para no llamar la
atención, intentara hacerme salir y agarrarme ni bien me mueva o grite – seguía
pensando Mariana. De pronto se le ocurrió, ¡¡ perfume, me va a ubicar por mi perfume!! Estiró su brazo hasta arriba de
la mesa de luz, tomó el frasco de perfume, le quitó la tapa arrojando el frasco
unos metros más delante de ella. El aroma invadió la habitación. Hija de perra
– bramó una voz masculina. ¿Dónde estás guacha? Ella tomó un zapato suyo y lo
arrojó cerca del ventanal abierto, el hombre se corrió quedando frente al
ventanal, Mariana vio su oportunidad, se puso de pié y corrió como solía
hacerlo en las maratones, empujando al individuo contra el ventanal hasta que
chocó contra la baranda y cayó al vació con un grito de desesperación.
Temblando por los nervios, prendió las luces, marcó el 911 pidiendo auxilio,
que llegó en diez minutos. Envuelta en su bata recibió a la policía que comentó
que sería el hombre araña que estaba cometiendo robos en la zona. La
felicitaron por su valor luego de escuchar la declaración de ella. Un oficial
buen mozo le dijo que descanse tranquila que un hombre se quedaría durante la
noche para guardar su sueño, me quedaría yo le dijo con una sonrisa pero no me
es posible. Ella con ojos cansados le dijo…bueno – vuelva mañana si quiere,
esbozando también una sonrisa.
Colorín colorado, este relato aquí ha terminado. El que se
va a dormir soy yo, últimamente escribo de madrugada.
Te saludo
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