jueves, 12 de septiembre de 2019

La separación

Los 30 años de matrimonio habían sido demasiados, Pablo tenía que volver a tomar la decisión de su vida, separarse de Mariana. Llevaban años durmiendo en camas separadas, ya se había separado tres años antes, pero volvió ante una enfermedad de ella que pasó a ser crónica... una diabetes. El siempre había sido sobreprotector, pero estaba harto de sentirse solo estando acompañado. Ella era el polo opuesto, nada sociable, muy posesiva, con tildes neuróticos depresivos. 
Cuando vacacionaban en bellos lugares con mar, lagos o montañas, él salia a recorrerlos y ella se quedaba en el hotel o el departamento que ocupaban. 
En su casa ella le pedía que no traiga personas desconocidas, también le molestaba el tiempo que él pasaba en su escritorio y computadora con papeles relacionados con su trabajo. 
Pablo padecía episodios de gastritis, esofaguitis y colón irritable, las tenía todas el pobre. Producto del estrés que le estallaba en lo corporal.
 Se le hizo la luz recordando todas las situaciones vividas, hasta la psoriasis que tuvo años antes, pudo deberse a la misma causa... su mujer.!! 
Basta!! se dijo para si, salió esa mañana de marzo hasta el broker inmobiliario, llevaba la documentación necesaria, la garantía con su propia casa, el dinero para el depósito y mes adelantado del apartamento que había visto por Internet. 
A la mañana del día siguiente, era un sábado, a las 8 horas tomó su desayuno, lavó su tasa, y le dijo a Mariana. -Me voy! ¿Cómo que te vas? inquirió ella. - Si, mujer, me mudo otra vez, para largo ya, viene Pedro a darme una mano y me llevo lo mínimo necesario. Ocúpate de ti, yo me ocuparé de mi. Tienes tu ingreso económico, te pasaré un adicional para que no te falte nada.Ella se quedó callada, ante el rostro tenso de él.  Sonó el timbre, era Pedro, Traía cajas grandes, embalaron platos, cubiertos, ropas, algunas sillas, sus libros, la Notebook. El resto lo tenía en su nuevo domicilio, al llegar bajaron y acomodaron todo, finalmente se sentaron en el patio a tomar unas cervezas. Pablo comenzó a reír de felicidad, y no paraba, abrazando a su amigo. Comenzaba una nueva vida, libre, libre...

Visitante, aquí aparecí luego de tanto tiempo, espero traer historias más cortas la próxima vez.