miércoles, 6 de noviembre de 2013

Lo que nunca debió ocurrir...

Antonio y Pilar llegaron con sus tres hijos, la mayor de 15 años, el siguiente un varón de 12  y  otra pequeña de tres. Se hicieron cargo de la panadería del barrio, muy caída por la mala calidad de pan que hacían los anteriores panaderos. Pilar era una mujer llamativa, ojos negros saltones, más bien baja de estatura,  se destacaban sus pechos generosos, su cola también prominente y una sonrisa que dejaba a la vista sus dientes blancos perfectos. Tendría unos 35 años de edad. Antonio era un hombre de no menos de 1,90 metros de altura, cabeza rapada, y de unos 110 kilos de peso. Ambos hicieron remodelar el local, por dentro y por fuera, pusieron empleadas que atendían al público en llamativos delantales. El horno era a leña, con la experiencia que tenían, fabricaron pan y exquisiteces que hicieron que la gente de varias calles de alrededor concurriera a comprarles. El negocio funcionó  viento en popa durante los siguientes tres años. Recibían visitas y  tenían reuniones familiares saliendo a sentarse por la noche en la acera,  mientras permanecía cerrado el negocio. Lucía la hermana menor de Pilar solía quedarse unos días a dormir en casa de ellos…la vivienda y el negocio estaban en un mismo edificio. En una noche de diciembre, pleno  verano en que Pilar no se hallaba en la casa, Antonio y Lucia hicieron el amor. Nadie sabe cuantas veces lo habrán hecho, el tema es que para principios de Marzo, no podían ocultar lo que estaba a la vista. Cuando  Pilar supo que su hermana estaba embarazada de su marido, sus gritos se escuchaban hasta una calle más, lejos del lugar. Un ¡puta de mierda! Gritó a su hermana, hija de la misma madre pero de distinto padre, mientras le tiraba de los pelos  hasta casi hacerle despegar los pies del piso. Al marido le gritó de todo menos lindo, sus hijos la separaron y retiraron de la escena.
Al día siguiente Pilar se movió rápido, encontró una casa que rentó para irse a vivir ella con sus dos hijas, quedando el varón con el padre. A dos calles de allí había un despacho de pan, habló con el dueño y este se lo rentó. De esta manera abrió su propio local y lleva una vida independiente. El lío es que para el hijo mayor de Antonio que hoy tiene 17 años, su tía pasó a ser la madre de su nuevo hermanito (nació un varón) por parte de su padre.
La conclusión de esto es: si eres mujer no traigas otra mujer a vivir a tu casa que pueda ser apetecible para tu pareja. Si eres hombre no traigas otro hombre a vivir a tu casa que pueda seducir a tu mujer.
En esta historia, la confianza fue defraudada por quién menos se esperaba, traición es el nombre. Por suerte no hay muchas actitudes como la de los protagonistas de este relato, el infiel y la traidora, pero hay que estar atento.


¿Tú que piensas? dejo el comentario en tus manos si gustas…