Antonio y Pilar llegaron con sus tres hijos, la mayor de 15
años, el siguiente un varón de 12 y otra pequeña de tres. Se hicieron cargo de la
panadería del barrio, muy caída por la mala calidad de pan que hacían los
anteriores panaderos. Pilar era una mujer llamativa, ojos negros saltones, más
bien baja de estatura, se destacaban sus
pechos generosos, su cola también prominente y una sonrisa que dejaba a la
vista sus dientes blancos perfectos. Tendría unos 35 años de edad. Antonio era
un hombre de no menos de 1,90
metros de altura, cabeza rapada, y de unos 110 kilos de
peso. Ambos hicieron remodelar el local, por dentro y por fuera, pusieron
empleadas que atendían al público en llamativos delantales. El horno era a
leña, con la experiencia que tenían, fabricaron pan y exquisiteces que hicieron
que la gente de varias calles de alrededor concurriera a comprarles. El negocio
funcionó viento en popa durante los
siguientes tres años. Recibían visitas y tenían reuniones familiares saliendo a
sentarse por la noche en la acera, mientras
permanecía cerrado el negocio. Lucía la hermana menor de Pilar solía quedarse
unos días a dormir en casa de ellos…la vivienda y el negocio estaban en un mismo
edificio. En una noche de diciembre, pleno verano en que Pilar no se hallaba en la casa,
Antonio y Lucia hicieron el amor. Nadie sabe cuantas veces lo habrán hecho, el
tema es que para principios de Marzo, no podían ocultar lo que estaba a la
vista. Cuando Pilar supo que su hermana
estaba embarazada de su marido, sus gritos se escuchaban hasta una calle más, lejos del lugar. Un ¡puta de mierda! Gritó a su hermana, hija de la misma madre
pero de distinto padre, mientras le tiraba de los pelos hasta casi hacerle despegar los pies del
piso. Al marido le gritó de todo menos lindo, sus hijos la separaron y
retiraron de la escena.
Al día siguiente Pilar se movió rápido, encontró una casa que rentó para irse a vivir ella con sus dos hijas, quedando el varón con el padre. A dos
calles de allí había un despacho de pan, habló con el dueño y este se lo rentó.
De esta manera abrió su propio local y lleva una vida independiente. El lío es
que para el hijo mayor de Antonio que hoy tiene 17 años, su tía pasó a ser la
madre de su nuevo hermanito (nació un varón) por parte de su padre.
La conclusión de esto es: si eres mujer no traigas otra
mujer a vivir a tu casa que pueda ser apetecible para tu pareja. Si eres hombre
no traigas otro hombre a vivir a tu casa que pueda seducir a tu mujer.
En esta historia, la confianza fue defraudada por quién
menos se esperaba, traición es el nombre. Por suerte no hay muchas actitudes
como la de los protagonistas de este relato, el infiel y la traidora, pero hay
que estar atento.
¿Tú que piensas? dejo el comentario en tus manos si gustas…