Pedro era un
niño inquieto, su tía Enriqueta decía que "tenía hormigas en el trasero. Como todos,
tenía su grupo de amigos más amigos entre sus compañeros de la escuela. Iba en
sus momentos libre a jugar en casa de ellos, nunca le preocupó que ellos a su
vez no vinieran a la de él. También tenía tres amigos de su edad en el barrio
en que vivía, José, Mario y Osvaldo con los que compartía juegos, andaduras en
bicicleta y otras travesuras. A los diez años salía con una caja llena de revistas,
comic, para canjearlas con chicos de los alrededores, devoraba la lectura con
rapidez con lo que alimentaba su
imaginación. Iba al cine una vez a la semana, solo, porque a ninguno de sus
amigos le interesaba o no les daban la moneda sus padres.
Pedro tenía diez años, con sus amigos se
llegaban hasta una fábrica de vidrio abandonada y destruida que quedaba a dos calles de su casa, se subían al techo de
un cuarto que quedó en pié, allí sabían sacar sus pitines y orinaban entre risas hacia adelante para ver quién llegaba más lejos. A unos dos
metros debajo había una montaña de arena a la que saltaban una y otra vez. En otros
días se llegaban con sus bicicletas hasta las vías de un tren de carga que
pasaba rara vez, subían a un terraplén de unos seis metros de altura, se
adelantaban con las bicicletas por la vía, hasta llegar a un lugar en el que
había una marcada pendiente libre de yuyales. Desde allí se arrojaban barranca
abajo contra las chapas del fondo de las casas que terminaban allí, antes del
choque, torcían el volante ayudándose con la pierna izquierda sobre la tierra para
salir en curva cerrada. A veces el choque contra las chapas se daba y no
tardaba en aparecer la dueña de casa con una escoba en mano para echar a los
chiquillos.
Él era el organizador de la fogata de San Juan,
todos los vecinos contribuían con maderas del fondo de sus casas, los chicos
traían leña de todos lados, ellos no lo tomaban como robo, pero no había madera
que se salve de su voracidad. La noche de la fogata era mágica, luego de
prender fuego, éste se extendía hasta alcanzar al muñeco a varios metros de
altura. A medida que se iba consumiendo la leña los vecinos comenzaban a
arrimarse, familias enteras, con sus hijos. El fuego era el centro de atracción
como en los viejos tiempos en que era adorado por civilizaciones. A la
madrugada cuando el círculo de brasas quedaba formado, el carnicero, Don Juan,
traía una riestra de chorizos, el panadero Don Antonio aportaba los panes, para
que todos los niños comieras sus sándwiches de chorizo. Don Manuel, el
almacenero traía un cajón de bebidas cola. Tampoco faltaba las batatas con
cáscara que cada interesado ponía sobre las brasas para que se asen, y luego degustarlas. Las cenizas humeantes indicaban que había
llegado el final de una noche mágica que quedaría siempre en sus recuerdos.
Esta
historia está ambientada en tiempos antiguos en los que la seguridad de los
niños no corría peligro en las grandes ciudades. No existían ordenadores,
teléfonos, móviles, tablets, play station, y la calle era el gran patio de
juegos, había muy poco tráfico y esos pocos autos se detenían para que los
niños dejen de jugar a la pelota en la calle y les dejen pasar. Hoy parece otro mundo, con mucha
tecnología pero también en el que la vida vale poco, a mano de los violentos e
inadaptados en lugares super poblados. Tenemos secuestros, violaciones,
entraderas (robos al entrar a tu casa) salideras…al salir de tu casa o del
cajero del banco, narcotráfico etc. No podemos dejar ir y venir solos a niños y
niñas de hasta 14 y 16 años y aún mayores no estamos tranquilos hasta que regresan.
Con referencia a la seguridad podemos decir
que el tiempo pasado fue mejor… ahora está lleno de delincuentes sin que las
autoridades les pongan control. Es un completo desorden...
Bueno amigo
visitante, hoy salió esta historia entre tiempos antiguos de mucha tranquilidad y los actuales en que hay que estar con cuatro ojos. En unos días habrá otra. LA AMANTE ¡Te saludo!
18 comentarios:
Los tiempos de antes no tenían nada que ver con los de ahora, antes se jugaba en la calle y las casas se dejaban abiertas, no había miedo de que nadie entrara a robar, ni los niños fueran secuestrados, había más paz y tranquilidad, y además, los niños inventaban sus juguetes, eran más imaginativos, hoy en día, es todo lo contrario, solo saben jugar con el móvil u ordenador, y el peligro siempre está presente.
Muy bonito tu relato, amigo Migue, siempre es un placer leerte, me tienes enganchada a tus relatos, todos muy variados, te felicito.
Mil gracias por tus micro relatos en mi blog, me está encantando cómo está quedando esta vez el relato conjunto.
Un beso.
Me has recordado mi niñez, que no era tan distinta de tu relato, al contrario hay muchas cosas en común... :)
Salud
Coincido en que la realidad del entorno ha cambiado y condiciona mucho las conductas de nuestros niños.... difícilmente hoy los chicos logren encontrar un lugar donde llevar esa vida alocada de infancia sea posible.
Buen relato.
Saludos.
María
Ahora para estar más tranquilos hay que alejarse de las grandes ciudades. Mucha gente lo está haciendo aquí que tenemos mucho campo que se fracciona en lotes.
Mi hijo está comprando un terreno y es admirable la tranquilidad de puertas abiertas que existe...como era antes.
Agradezco tu comentario y sabes que me gustar participar en tus micro relatos conjuntos.
Un beso.
Genín
No me sorprende amigo,seguro que tenemos edades muy en común también.
Un abrazo y salud!
Neogéminis
Antes había respeto, códigos, volvíamos caminando a la madrugada de los bailes a los 14 años sin problemas.
Salíamos de niños de nuestras casas durante horas sin preocupación para nuestros padres.
Como la llamas ahora, esa vida alocada que debería ser normal, es imposible en estos tiempos locos y violentos.
Agradezco tu visita y comentario.
Saludos.
Coincido con todo lo comentado. Antes sin tantas tecnologías se vivía más feliz y hasta mucho más tranquilo. Ahora en cualquier esquina te puede costar el pellejo.
Abrazo Migue
No queda más que adaptarse a los tiempos modernos. No podemos ni debemos quedarnos atrás, no hay de otra.
Un abrazo
Yo soy uno de esos niños de los de antes,salia a jugar a la calle,luego me castigaban por lo sucio que regresaba a casa,me ha encantado leerla me ha traido muchos recuerdos,saludos
Rafa
Las zonas urbanas se han multiplicado en número de habitantes. El tráfico automotor es infernal, entre los muchos que te cruzan en las calles puede haber delincuentes, violentos, violadores, en fin hay que amoldarse al presente amigo.
Un abrazo.
Hola Malque
No hay otra verdad que la realidad, estos son los tiempos que corren, y nos adaptamos o nos vamos al campo.
Un abrazo.
Jose Ramon ¿Cómo estás amigo?
Es grato tener recuerdos felices de nuestra niñez, en total libertad de jugar sin riesgos, de secuestros, violaciones,asesinatos, como las que preocupan a los padres de hoy.
Un fuerte abrazo para ti.
Recuerdo la hoguera de la verbena de San Juan...
Y luego la fiesta.
Que tiempos tan sencillos y felices.
Tuve la suerte de poder vivirlos.
Saludos.
Es así de cierto mi querido Migue, los tiempos han cambiado y lo que antes era diversión, experiencia, ahora es miedo y angustia de quienes se quedan en casa a la espera de los hijos regresen. Muy bello tu relato.
Besos
Asi es, los niños de ayer no se aburrian, los que se aburren son los niños de hoy.
Abrazos
TORO
Que tiempos felices, si recuerdas la fiesta de la verbena de San Juan.
Aquí, esos comerciantes generosos aportaban todo para que los niños lo pasen de maravillas.
Ahora no les sacas una moneda ni dándoles vuelta cabeza abajo.
Un abrazo.
Ilesim
En este sentido de la seguridad, quisiéramos dar para atrás las agujas del reloj. Retornando a épocas más seguras y tranquilas para todos.
Besos
Chaly
Los juegos de los niños eran al aire libre, o compartiendo en casa de uno u otro. Hoy están detrás de un vídeo juego que los obsesiona.
Los padres deben buscar el equilibrio para que practiquen deportes en instituciones.
Un abrazo.
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