sábado, 26 de mayo de 2018

GLAUCOMA, una enfermedad silenciosa que puede quedarse con tu visión.

Javier notaba cierta dificultad para la lectura, debía entrecerrar los ojos para leer mejor. Ante la insistencia de Mariana su pareja, fue al oftalmólogo a controlarse la visión. Del control surgió la necesidad de utilizar anteojos de lectura, para los cuales le extendieron una receta. Preguntó a quién le atendía si podría tomarle la presión ocular. Si, si,  como no, - le respondió. Cuando efectuó el control puso en su conocimiento que tenía elevada la presión, que volviera al día siguiente para un control computado. Javier así lo hizo, lo ubicaron en una cabina, tomó asiento frente a una pantalla, como un monitor. En su mano derecha sostenía un pulsador. El cuarto estaba oscuro, el tenia la frente apoyada en un visor. Le indicaron que cada vez que viera un punto luminoso, apretara el pulsador. En un círculo a distintas distancias del centro subiendo y bajando aparecían lo puntos luminosos, él pulsó ante todos los que vio. Luego la Doctora dio por finalizado la práctica, llevándose la planilla con resultados.

Luego de un tiempo de espera lo llamó a su consultorio -  Debo decirle que - sufre usted de GLAUCOMA – Confirmó la médica,  su presión ocular es alta, le daremos un colirio para que se instile una gota en cada ojo por la mañana y por la noche. Tiene parte del nervio óptico socavado, con pérdida de visión hacia los laterales, aún no es grave… la descubrimos a tiempo. En el estudio, usted no vio muchos puntos luminosos laterales, la visión  que perdió,  ya está, no tienen recupero, ahora a conservar la que tiene. Javier volvió a la semana, el control indicó que su presión  ocular se mantenía normal como resultado del tratamiento con las gotas. Se sigue controlando cada seis meses desde el año 2000,  hace dos años ha dejado de manejar su automóvil de noche, debido a que no se siente tan seguro como antes, además que el tráfico está infernal. No todos los casos se resuelven con gotas oculares, lo importante es detectarlo antes que dañe o ciegue los ojos.

-Javier no tenía antecedentes de glaucoma en su familia. No es necesariamente una enfermedad hereditaria. La hay de ángulo abierto, como la de él, y de ángulo cerrado.  Hay gente que ha perdido la visión casi repentinamente. ¡¡Un espanto!!  Este post mío, es a fin de alertarte de que aunque no tengas síntomas, cuando concurras a un oftalmólogo ¡TE CONTROLES LA PRESIÓN OCULAR!

Ah, un detalle...Javier, el personaje de esta historia soy yo!

Te saludo amigo visitante.
  

5 comentarios:

María dijo...

Un relato verídico, la verdad es que conozco gente que padece esta enfermedad, amigo mío, que está en tratamiento, como tú, por lo que no debes preocuparte, lo peor es cuando no lo saben y entonces va a más hasta terminar quedándose ciego, pero en tu caso, te lo han pillado a tiempo, y eso es lo que importa, seguir estrictamente las consultas y sin olvidarse las gotas de los ojos para que no vaya a más.

Gracias por seguir escribiendo.

Besos enormes.

Genín dijo...

Yo estuve muchos años con Glaucoma, me aplicaba unas gotas para controlar la tensión, un buen dia, en un control anual, se sorprendió el médico tanto como yo al comprobar que el Glaucoma había desaparecido, cosa que no había visto nunca. Me estuvieron controlando cada semana durante bastante tiempo para ver que sucedía, y hasta hoy, nunca mas tuve Glaucoma, de vez en cuando voy a una Optica de un amigo y me controla la tensión intraocular, por si acaso, pero ya nunca mas he vuelto a usar las gotas...
Salud

Myriam dijo...

Tal cual es importantísimo y más a nuestra edad que acudamos al oftalmólogo una vez al año a controlar la presión.

Un abrazo

TORO SALVAJE dijo...

Jo... vaya, menos mal que no fue peor...
Y sí, controlar la presión ocular es muy importante.
Todo mi ánimo para ti.

Midala dijo...

Menos mal que todo quedó en un gran susto. Un susto que te cambió la vida, pero podía haber sido mucho peor. Las revisiones son esenciales...deberíamos de hacerlas todos y muchas veces, nos las saltamos.Me alegra saber que estás bien Migue. Un abrazo